Por Sebastián Maureira
Apenas empieza la entrevista, solo luego de saludar, Francisco Meneghini empieza a dar anotaciones tácticas sobre el triunfo de su Everton el pasado sábado. Una sonrisa se dibuja en su rostro cuando destaca que el lateral de donde sale el gol es fruto del trabajo en la semana. Desde ahí se nota su carácter obsesivo y estudioso. No por nada es discípulo de Marcelo Bielsa. Hoy, lejos del rol trasbambalinas que tuvo en los procesos más exitosos del fútbol chileno, se muestra como un estratega firme en sus convicciones, marcando su propio camino.
Siempre que se habla de ti se nombra a Marcelo Bielsa y a Sampaoli ¿Ha sido difícil desmarcarse de los nombres de esta gente con la que trabajaste y sobre todo dentro de cómo juegan tus equipos?
No, no creo que… Tampoco fue mi intención, cuando comencé mi carrera, desmarcarme. Porque la realidad es que trabajé muchos años con ellos y aprendí mucho, vi muchas cosas, que no quiere decir que me habiliten a mí para hacerlas. Yo creo que lo que me quedó de los cuerpos técnicos cuando trabajé, que son esos dos más el de Seba (Becaccece), es esa intención de siempre ir para adelante, de siempre ser proactivo, de siempre preparar un equipo para ganar en la cancha que sea y contra el rival que sea. Pero si a la hora de ver el juego, siempre fui desarrollando mi propia idea. Hay cosas en las que veo que voy por una línea similar, otras totalmente opuestas. También entiendo a los que quizás no me conocen, que pregunten por eso o me tiendan a encasillar por ese lado.
En una entrevista, el arquero Franco Torgnascioli dijo que si había algo que usted había sacado de Marcelo era el orden en el trabajo. ¿Usted toma esas palabras y está de acuerdo?
Puede ser, quizás. Me considero así un entrenador… ordenado, digamos. Creo que tengo dos partes como entrenador. Una que sí, que tiene que ver con la estructura, me gusta que el equipo salga a la cancha sabiendo contra quién jugamos y detalles que pensamos que pueden ser importantes, pero al mismo tiempo una parte que también desarrollo y expongo durante la semana es que me gusta también que haya creatividad y libertad, no solamente de los jugadores sino también del cuerpo técnico. Trato de que mis compañeros del cuerpo técnico sean creativos. Tenemos una estructura que nos rige y nos arma, nos ordena un poco la semana como base, pero al mismo tiempo siempre trato que cuando podamos nos salgamos de eso para ser mejores, no salirse por salirse sino salirse con una intención.
Siempre cuenta la anécdota de cómo Bielsa lo ayudó conversando sobre el fútbol. ¿Siente usted que es parte de su carrera conectar con colegas e ir traspasando sus ideas?
Sí, eso me sale naturalmente y me encanta intercambiar. Siempre con el cuerpo técnico estamos viendo otros equipos, siempre me surgen preguntas. He ido a ver muchos entrenamientos, he llamado a entrenadores para hacerle preguntas y cuando pasa al revés, que quizá viene alguien a ver nuestro trabajo, también nosotros hacemos muchas preguntas, porque nos interesa saber cómo hacen las cosas los demás, por qué pensaron las cosas de esta manera, sobre todo las ideas que no son tan parecidas a las nuestras, porque creo ahí también está el margen de crecimiento. Uno siempre se rodea de gente que piensa parecido y hace las cosas de manera muy similar. En cambio, cuando te encontrás con gente que piensa de forma opuesta a vos, te puede abrir la cabeza. Es muy enriquecedor, permanente- mente estar interactuando e intercambiando información, averiguando, porque que me siento vivo y siento que crezco.
Con usted muchos jugadores han mostrado su mejor versión y es algo que siempre se le destaca, nombres como Echeverría, Berríos o Madrid, ¿Hay algo de su trabajo que usted piense que beneficie a sacar rendimientos específicos aparte del rendimiento táctico a nivel grupal?
Sí, yo creo que nosotros como cuerpo técnico le aportamos a ese perfil de jugador que mencionaste. También podríamos mencionar de Calera, por ejemplo, a Juan Leiva, Erick Wiemberg, Yonathan Andía. En Audax el período fue más corto e interrumpido por la pandemia, pero antes de que viniera la pandemia, la versión de Nico Orellana, de Jorge Henríquez, de “Titii” Ledezma. Yo creo que nosotros lo que le aportamos a este perfil de jugador es que la idea es bastante amplia, que tiene un techo alto, y también dentro de esa estructura, le damos libertad. Entonces el jugador puede explorar un poco su potencial, no está limitado a hacer dos o tres cosas básicas que, sí, las tienen que hacer, pero al mismo tiempo tienen mucha libertad para explorar. Entonces, por ejemplo, un jugador como Juan Leiva en ese espacio fue desarrollando -no es que nosotros le dimos- sino que él fue descubriendo que tenía todo ese despliegue. Pero más que creo que nosotros darle algo concreto futbolísticamente es generar un contexto para que ellos puedan ir explorando hacia adentro y descubriendo su propio potencial.
Habla bastante sobre el riesgo, ¿Cómo lo manejan? ¿Les gusta siempre tomar el riesgo?
En el fondo, nosotros tenemos una manera de jugar, que eso no cambia nunca, independiente del sistema y la estrategia que utilicemos. Pero sí, es verdad que según los momentos nuestros, principalmente de cómo estamos nosotros, cómo está el rival, cómo están jugadores puntuales que pueden hacer la diferencia para un lado o para el otro, tomamos más o menos riesgos. Es difícil que nosotros realmente salgamos un partido a obstaculizar lo que hace el rival y no tomar riesgos nosotros con pelota. Pero si el nivel de riesgo que tomamos con pelota puede variar. El otro día (vs U. Católica 9/7/23) fue bastante alto, por esto que comentaba recién (la amplitud que proponía Católica con los laterales contra el rombo estrecho de Everton en el medio). Sentíamos que como equipo estábamos bien, que valía la pena intentar imponernos nosotros en ese desequilibrio de sistemas. El riesgo era que por un momento en esta construcción del juego, los dos delanteros de ellos iban a quedar mano a mano con nuestras dos defensas. Pero aún así, siento que el equipo se sintió empoderado, con confianza. Todo esto que digo lo reforzamos en el entretiempo. Creo que nos terminó dando rédito a esa confianza, a ese dar de valor a lo propio.
¿Cómo ve a Everton para lo que queda del campeonato y a nivel proyecto?, ¿Cómo se ve a día de hoy, ya con año y medio en el club?
Estamos muy contentos en el club. El año y medio nos ha traído de todo. No siento que haya un desgaste, ni con la dirigencia, ni con el plantel, ni con la institución en general. Creo que el tiempo de trabajo nos ha dado eso, conocimiento. Yendo concretamente a lo que es esta temporada, hemos terminado bien la primera rueda -que la empezamos mal-, y esta intertemporada y comienzo de segunda rueda ha sido positivo, no solamente en cuanto a los resultados, sino a las sensaciones que da el equipo. Por determinadas decisiones que tomamos a comienzo del año, sobre todo en la confección del plantel, donde decidimos hacer un plantel corto, apostando por jugadores que demostraron ser muy confiables en cuanto a la disponibilidad y versatilidad. Esto ha generado una dinámica muy positiva en la que todos están activos, saben que les puede tocar en cualquier momento. Y esa energía colectiva que se genera es muy importante. Por ejemplo, la jugada del gol contra Católica, el saque lateral lo ejecuta Felipe Campos, que fue un cambio. La peina a Pedro Sánchez, que fue un cambio. Y el gol de Sequeira, que fue un cambio. Y el otro cambio, que fue Sebastián Pereira, fue una de las figuras del segundo tiempo.
¿Te ves saliendo del país? ¿Hay algo que quieres hacer antes de esa salida? ¿O te ves en un mediano plazo siguiendo tu carrera acá?
Hay algo que aprendí cuando comencé mi carrera como entrenador. Tenía bastante estructurada esta meta, y rápidamente tuve que encargar de acomodarme y hacerme entender que el entrenador es difícil que pueda proyectarse más allá del siguiente partido. Los entrenadores duramos muy poquito. No solamente en Chile, sino en todos los países en general. De hecho, la Premier League, que siempre se había caracterizado por ser una liga de respetar el proceso, está cambiando entrenadores casi al mismo ritmo que los demás. Y eso me parece que marca un poco cómo está el fútbol. Difícil luchar contra eso, trato de aceptarlo y no proyectarme mucho. Obviamente, sí creo que en algún momento podría trabajar en otra liga. He tenido posibilidades, pero también valoro mucho la liga chilena, que por momentos es muy criticada, muchas veces con razón, pero también siento que tiene muchas cosas buenas. Me siento parte también del fútbol chileno, hace muchísimo tiempo que trabajo acá, entonces también siento ese compromiso, además de hacer críticas, tratar de aportar mi parte para que el fútbol chileno mejore.
¿Cuál es la diferencia principal que tú ves entre el modelo de técnico chileno y el técnico argentino?
Los entrenadores argentinos hay muchos que son de élite y están en las mejores ligas, dirigen los mejores equipos del mundo. Y eso creo que hace que la marca entre comillas del entrenador argentino se valorice y por eso es tan buscado. Creo que los entrenadores argentinos somos entrenadores competitivos, que siempre buscamos soluciones. Más allá del fútbol, generalmente el argentino es alguien que está acostumbrado a vivir muchos problemas. Siempre está buscándole soluciones a las cosas que van pasando y no tanto buscar excusa o reparar en esos problemas.
Y el entrenador chileno me gusta mucho lo que veo. Nicolás Núñez, Fabián Marsuka, me parece que son entrenadores que vienen con otras ideas. “Pancho” Arrué, Felipe Núñez, me parece que es una nueva camada de entrenadores valientes que van para adelante, que buscan soluciones. Y también hay otros entrenadores quizás más consolidados que también tienen cosas muy interesantes como Gustavo Huerta (Cobresal), que si no me equivoco es el entrenador que más tiempo lleva en el cargo. Y se ha mantenido por otra cosa más que por los resultados, porque ha subido y ha estado siempre peleando del medio hacia arriba en un club como Cobresal. Y con su idea, que es clarísima, y es una de las pocas ideas que rompe un poco el molde del torneo chileno. Él tiene esa propuesta de velocidad, de mucho contraataque. Que temporada a temporada veo cómo la va mejorando y va incorporando jugadores. Y cada vez tiene mejores jugadores. Y mejoran en todos los aspectos del juego. Pero me gusta que tenga una idea distinta a lo que se juega en general. Lo mismo que J.J. Ribera (Curicó Unido), que se caracteriza por hacer equipos muy duros defensivamente, muy agresivos, se nota mucho ahí que tanto él como Solís, su ayudante, eran defensores y a la hora de enfrentarlos son difíciles, son equipos difíciles que saben que te van a marcar bien, te van a cerrar espacio y peligrosos también en contratar.
¿Qué otras responsabilidades crees tú que tiene que tener un DT?, ¿Cuál es el rol humano que tomas tú, por lo menos, como técnico en el día a día del club?
El entrenador es el líder del equipo y según como sea la estructura del club, como sean las personas que trabajan en ese club, muchas veces termina siendo el líder de mucho más que el equipo. Porque sobre todo, el líder creo que es muy necesario cuando las cosas no van bien o hay dudas, porque todos miran al entrenador en ese momento. Los jugadores miran al entrenador a ver qué va a hacer, si va a cambiar, si no va a cambiar, si va a reforzar, si va a dudar. Los dirigentes lo mismo, a ver cómo está, qué decisiones toma, sugieren, pero obviamente no terminan tomando las decisiones ellos. Mismo los compañeros de cuerpo técnico están expectantes, ayudan, pero no terminan de decidir. Entonces, creo que el entrenador termina siendo como ese faro de marcar el camino, de demostrarse fuertes cuando la situación lo amerita, de saber también ceder determinadas cosas, de tener cintura para ir moldeando a no un equipo, sino un plantel que todos los días convive, que hay problemas, hay días buenos, días malos, hay problemas individuales, hay problemas colectivos, hay problemas del club, son muchísimas las situaciones que se viven en el día a día de la convivencia de 50 a 60 personas que son las que componen un equipo más allá de los jugadores. El entrenador participa en todas, a veces activamente, a veces más indirectamente. Todas esas situaciones y las cosas que hace o no hace el entrenador con respecto a eso termina influyendo en lo que pasa después del fin de semana. Por eso cobra tanta importancia.
Con tu historial, obviamente habiendo trabajado en varios cuerpos técnicos, ¿Tienes en mente la selección chilena? En el sentido de que hay técnicos que dicen ellos mismos que no son técnicos de selección, que les gusta el día a día. ¿Descartarías por ese lado una selección o también, si se da la oportunidad?
No, no descartaría nada. Particularmente el trabajo de selección, yo lo disfruté mucho porque eso que es verdad, que no tenés a los jugadores todos los días y no podés entrenar, abre otras posibilidades. Que es la posibilidad de quizá preparar teóricamente, muy minuciosamente un partido, darle mucho tiempo de preparación a un partido en cuanto a lo teórico, mucho tiempo de análisis al rival y también mucho tiempo de esto que hablábamos anteriormente con el cuerpo técnico de intercambiar información, de opiniones, de sentarse a debatir que la realidad es que en un club es difícil, en la semana de competencia es difícil un poco a veces parar la pelota. Como cuerpo técnico decir bueno, vamos a analizar tal situación generalmente un poco te lleva la contingencia contra quien jugamos, cómo estamos, quiénes tenemos y se sigue. En cambio la selección lo que te permite a veces parar analizar bien y dar como trabajo a tu cuerpo técnico y generar un salto cualitativo en ese punto de vista. Así que no descarto nada de momento soy entrenador de Everton y estoy bien enfocado en eso.
Desde esta conversación, Everton comandado por Meneghini marcó un buen inicio de la segunda rueda, entrando de lleno en la parte alta de la tabla y la lucha por los puestos de Copa Libertadores.
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