Por Catalina Guerrero
Desde que asumió el poder, han llovido las críticas y análisis sobre el nuevo gobierno y suposiciones sobre cómo se mantendrá con todo el trabajo que queda por hacer desde que ocurrió el Estallido Social en 2019.
Son muchos los cambios que se esperan por parte del oficialismo y hay que considerar factores como que los principales rostros del gobierno fueron líderes del movimiento estudiantil del 2011, el cual terminó por consagrar políticas públicas como la gratuidad universitaria. De esta manera, desde la calle pudieron promover y alcanzar un ideal que determinó el cómo se aborda y se entiende la educación en Chile.
Posteriormente, estos líderes llegaron al Congreso unidos, pero no revueltos, con la Nueva Mayoría, para después ser oposición, con todas sus letras, al gobierno de Sebastián Piñera. Buscaron representar y mostrarse distintos a las coaliciones políticas predominantes, pudiendo llegar a La Moneda con Gabriel Boric a la cabeza, gracias a un apoyo significativo de las nuevas generaciones de votantes que se vieron mayormente representados por una campaña formada de virtudes de las que en alguna medida los gobiernos anteriores carecieron.
Por añadidura, previamente Boric decidió disociarse del Frente Amplio y firmó el Acuerdo por la paz y la nueva Constitución, y tanto él como su gabinete han promovido y apoyado el trabajo de la Convención Constitucional.
De esta manera, el 78% de los chilenos optaron por el Apruebo, la opción que representaba el cambio. Esto apunta a que el proyecto político del actual gobierno dependerá en gran medida de cómo termine el proceso constituyente.
Se acerca el primer trimestre desde que Boric asumió como Presidente de la República, y las encuestas muestran que la aprobación al nuevo gobierno ha caído, mientras su desaprobación sube.
El gobierno tiene un desafío político importante, y promesas que cumplir en torno a proyectos como la reducción a 40 horas de la semana laboral, el fin del CAE, el conflicto Mapuche y solucionar las demandas sociales instaladas en el estallido social de 2019. Si el oficialismo no asume su nuevo rol y se mantiene con actitudes opositoras, puede que las expectativas que suscitó se vean defraudadas.