Las leyes y el estigma social que ha permanecido en el país dificultan el proceso a las parejas LGBT+, según especialistas y testimonios recogidos en este reportaje.
Por Alejandra Danitza Rúa Apaza, Manuel Aliaga Trujillo, Matías González y Francisco Besa
“Un niño puede vivir todo su desarrollo esperando que llegue alguien; pero el sistema hace que ese alguien no llegue nunca”, dice Ignacio Ramírez, un psicólogo experto en orientación sexual, parte de la comunidad LGBT+. Sus años de experiencia le han mostrado que una unión homosexual tiene muy pocas posibilidades de adoptar niños en Chile. Es más, solo por ser homosexuales son percibidos como “menos” que un matrimonio heterosexual, ya que aún predomina la idea de la familia conformada por un hombre y una mujer.
Juan Pablo Anticevic, ingeniero comercial de 25 años, vive hace aproximadamente un año y medio con su novio homosexual. Juan Pablo comentó que lleva tres años con su pareja y han pasado casi la mitad de su relación conviviendo bajo el mismo techo. Según su experiencia, no fue una decisión apresurada. Necesitaron un tiempo para poder adaptarse en su totalidad como cualquier otro cambio importante, pero sienten que fue una buena decisión, tomada en el tiempo correcto. Indicó que no fue fácil, se sintieron juzgados en más de una ocasión, que hasta para ir a ver departamentos se sentían observados por los dueños; pero en lo que concierne a ellos, han podido vivir con normalidad y ser felices sin mayores complicaciones.
Con respecto a la pregunta sobre si tienen planeado adoptar, Anticevic declaró que es algo que tienen muy presente y, obviamente, es algo que se proyectan a futuro cuando ya ambos cuenten con mayores ingresos y hayan consolidado aún más su lazo como pareja. Él cree que la base para poder criar a un niño es el amor y la estabilidad, y deben estar seguros de que su relación durará. Que será una decisión de la cual nunca se arrepentirán.
Sin embargo, Anticevic aclaró que, al ser una proyección, no han estudiado realmente los procedimientos que deben seguir. Él opina que no debería ser algo con muchas complicaciones, porque tanto él como su pareja cuentan con las mismas capacidades que cualquier otra relación heterosexual para criar y dar amor a un niño. Afirmó que ellos tienen los mismos derechos que otras uniones para formar una familia normal. Es más, según su percepción, él con su novio pueden criar a un menor de forma mucho más óptima que otros matrimonios pues, argumentó, la base de la crianza es el amor.
Luego de describirle la situación actual, donde la opción para poder adoptar es que solo uno de ellos tenga la custodia total del niño. Anticevic planteó que le parecía positivo por el hecho de que exista la posibilidad de adoptar. No obstante, cree que podría ser complicado en algún momento; ya que, al igual que cualquier otra pareja, pueden llegar a divorciarse, concluyó.
Otra perspectiva
En respuesta a la incertidumbre que existe por parte de las uniones homosexuales al criar hijos, Felipe Tapia, psicólogo del Programa de Acogida Especializada (FAE), quien ejerce en la región de Coquimbo, aseguró, que la valoración o aceptación de aquellas personas que no se sienten respetadas por el Estado depende, en parte, de la aprobación de la ley del matrimonio igualitario en Chile. Porque esto facilitaría, a largo plazo, los procesos de adopción en el ámbito legal.
Pese a lo anterior, Tapia plantea que la mayor dificultad no proviene del mundo de las leyes, sino más bien de los estigmas sociales e ideológicos que el mismo país ha construido a través de los años. Aunque las actuales y futuras generaciones vienen con una capacidad mayor de tolerancia, reflexiona que las figuras jurídicas y los altos cargos que llevan a cabo los procesos de adopción siguen estando estigmatizados. Concientiza sobre que semejante problema termina siendo una “falencia del sistema” que necesita atenderse.
Un ejemplo para muchos
Aquellos inconvenientes legales a los que se somete la homoparentalidad en Chile se ven reflejados en el caso de Christian y Rodrigo, un matrimonio chileno que se casó hace más de 16 años y se ha convertido en un ejemplo para decenas de parejas que desean comprender qué implica adoptar un hijo hoy en día.
Al volver a Chile, luego de años de viajar y conocer juntos diversos lugares del mundo, decidieron dar el paso de adoptar y formar una familia en un país que continúa siendo bastante conservador y reservado, según apreció el psicólogo de la FAE. En 2021, finalmente, y teniendo que anular su Acuerdo de Unión Civil, esta pareja gay logró adoptar a tres hermanos del Servicio Nacional de Menores (Sename). Decidieron tomar el riesgo y apostaron a la confianza en el amor y la contención que ambos demuestran cada día en su página de Instagram “@dospapasenchile”, donde afirman estar orgullosos y alegres de la familia que han formado. A pesar de que solo uno de ellos es el padre legal. Lo que les ha provocado, según sus declaraciones para Chilevisión noticias, problemas en situaciones tan cotidianas como ir al médico. Ambos cumplen el rol de madre y padre, rompiendo así, afirmó la pareja, con los estándares de familia que aún se observan en el país.
Leyes que lo complican
Las políticas de adopción en Chile son rígidas, hay poca accesibilidad para poder adoptar en general; en ese contexto, una pareja LGBT+ tiene menos garantías. A eso se suman los prejuicios de la sociedad y el concepto de que el modelo de “familia” es que haya un padre y una madre, cuenta Ignacio Ramírez, que trabaja con hogares de acogida, niños que sufrieron vulneración de derechos, y que se encuentran en hogares temporales.
Menciona que, para adoptar, una familia debe cumplir ciertos requisitos que derivarán en un puntaje. Esta cifra los coloca por encima o debajo de otras parejas o posibles adoptantes. El puntaje es mayor si se está casado, y también si la unión es heterosexual; lo que minimiza las posibilidades para un matrimonio LGBT+.
Una pareja homosexual, que él conoció, ya estaba al final de un largo proceso de adopción; pero llegó una familia heterosexual con estándares similares e ingresos económicos parecidos y la pareja LGBT+ fue desplazada de la posibilidad de adoptar a un menor en esa ocasión. La razón: la ley prioriza como padres a un hombre y una mujer.
Como consecuencia, un gran número de parejas homosexuales evita iniciar el trámite de adopción, porque apenas llegue una pareja heterosexual ellos pasarán a un segundo plano.
La adopción es agotadora, hay un desgaste emocional y económico. Los trámites requieren un constante apoyo legal que no todos pueden pagar; especialmente porque el proceso puede durar hasta cinco años, explica Ramírez. Y añade que, por lo tanto, las relaciones homoparentales que han logrado adoptar en Chile tienen ingresos más altos que una persona promedio.
Además, Ramírez indica que las trabas que pone la ley para adoptar provocan que las parejas tengan discusiones y baja autoestima. Pueden llegar a pensar que no son suficientemente buenos para ser padres. Como consecuencia, pocas se plantean la adopción. Se ilusionan con la idea de ser padres y muchas veces la respuesta es negativa, el panorama es muy desesperanzador, advierte con un semblante de preocupación.
Una esperanza
Por otro lado, según un informe de la Fundación Iguales, una ONG chilena que busca promover la diversidad y el vínculo familiar en uniones del mismo sexo, el 64% de los hogares homoparentales requiere que su hijo sea reconocido por ambos miembros de la pareja. No obstante, en Chile un menor adoptado solo puede ser reconocido legalmente como hijo de una de las dos partes.
Además, una de las entrevistadas explicó las dificultades que surgen cuando el otro integrante de la pareja no es reconocido como tutor legal: “Son hartos los problemas que se presentan, para llevarlo al médico, realizar trámites. Sería una gran solución el matrimonio igualitario y que legalmente tenga dos mamás (su hija)”. A través de este reporte, la exdirectora de la fundación, Emma de Ramón, espera que la encuesta realizada a más de 150 familias de ocho regiones del país sirva como prueba de la gran diversidad familiar que existe y de la presencia de la fundación dentro de aquella.
En Chile se ha observado una gran dificultad en la adopción de un menor por parte de las uniones LGBT+. Sin embargo, la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia del Senado, aprobó por unanimidad, el pasado 30 de agosto de 2021, la “Reforma Integral al Sistema de Adopción en Chile”, iniciativa que permitirá a estas parejas la posibilidad de adopción sin discriminación alguna por su orientación. El proyecto deberá ser votado en el Senado y se convierte en la posible esperanza para la comunidad LGBT+ y la homoparentalidad.
¿Qué ocurre entonces?
“Hay un tema cultural súper importante acá en Chile, que es la familia como el pilar del Estado en sí, pero finalmente la propia concepción de familia tiende a ser bastante heteronormada”, argumenta el psicólogo Felipe Tapia. Y, a la larga, esto sería lo que complicaría la transición hacia una aceptación de parte de la sociedad y de las leyes a las familias homoparentales.
La ley de adopción vigente en Chile solo tiene tres prioridades: matrimonios chilenos, en primer lugar; matrimonios extranjeros, en segundo; y solteros, omitiendo totalmente su orientación sexual. Como consecuencia, los matrimonios homosexuales se ven obligados a cancelar su unión civil para poder postular a la adopción de un menor. Y en caso de lograr el objetivo, solo uno de los padres tiene la custodia y la responsabilidad legal sobre ellos.
“Más que esperanza hay desesperanza”, termina asegurando un miembro de la comunidad LGTB+ de Santiago, ante el panorama actual de las adopciones homoparentales en Chile.