Patricio Pardo: el símbolo de la indolencia estatal

Viernes 10 de diciembre de 2021, Valparaíso. Un joven de 26 años es encontrado sin signos vitales. Es Patricio Pardo Muñoz, porteño y vecino del campamento Manuel Bustos. Fue víctima de trauma ocular a manos de carabineros en el estallido social de 2019. Desde ese episodio sufría depresión. Su muerte abrió el debate de si su decisión de quitarse la vida fue producto del trauma u otros antecedentes. Diversas organizaciones culparon al gobierno por su indolencia frente a los casos de violación de derechos humanos en el estallido social.

Por Nicolás Espinoza

Valparaíso, domingo 21 de noviembre de 2019. El caos reina en la ciudad puerto al igual que en todas las grandes ciudades del país. Manifestantes se enfrentan a carabineros, que reprimen con dureza las protestas que sacuden el país. Ese día, la vida de Pardo sufrió un duro vuelco.

Cerca de las 22:30 horas, él estaba en la intersección de calle Condell con avenida Ecuador, en el plan de Valparaíso. Como muchos otros, protestaba por los años de abusos. Repentinamente, cae una lluvia de bombas lacrimógenas que carabineros arroja a los manifestantes.

Pardo escuchó un ruido, un zumbido. Al girar su cuerpo para ver qué era ese sonido, el mundo se detuvo para él. Un cartucho de bomba lacrimógena le impactó en su ojo derecho. Después del ataque, un manifestante lo asistió y lo trasladó a las cercanías, donde le prestaron primeros auxilios en la calle. Desde allí llamaron una ambulancia para que lo llevaran a un centro asistencial.

En el Hospital Carlos Van Buren lo operaron de un trauma ocular grave en su ojo derecho. A pesar de los esfuerzos de los médicos, tuvo pérdida total de la visión en el ojo afectado. De no haberse girado cuando oyó el proyectil, este pudo impactar en su cabeza y, quizá, el daño pudo ser peor.

No fue la única agresión que Pardo sufrió. A fines de octubre de 2019, en los días en que comenzaba el estallido social, en Viña del Mar recibió el impacto de cuatro balines disparados por carabineros  en su contra. Uno de ellos se incrustó en la parte derecha de su rostro. Según la Coordinadora de Víctimas y Familiares de Trauma Ocular, los médicos no pudieron extraer el balín porque se encontraba en los músculos de su cara y eso era un riesgo para su salud.

Víctimas sin acompañamiento

Dos años después, un viernes en la noche, el joven se quitó la vida. “Nos vestimos de luto, tenemos la dolorosa misión de informar que nuestro compañero Patricio Pardo Muñoz de la ciudad de Valparaíso, tomó la decisión de poner fin a su vida, todo esto resultado de una terrible depresión“, declaró al día siguiente la Coordinadora de Víctimas y Familiares de Trauma Ocular. Explicó esta organización que Pardo no logró salir de su depresión tras ser mutilado por agentes del Estado.

“Patricio es una víctima más de las violaciones a los derechos humanos ocurridas a partir del 18 de octubre de 2019. Desde el 23 de diciembre de ese mismo año, le recordamos a todos los poderes del Estado una política integral de reparación, que incluyera el acompañamiento a las víctimas”, afirmó Sergio Micco, director del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).

Además, la misma institución pidió una “ley de reparación integral a las víctimas de violaciones a los derechos humanos”, ocurridas desde el 18 de octubre de 2019.

Campillai: “Patricio perdió la fe en la justicia”

“Lucharé porque se haga justicia y para que ningún otro joven tenga que volver a pensar en quitarse la vida, tras esta violencia y vulneración de derechos ejecutada desde el Estado”, escribió la electa senadora por la Región Metropolitana, Fabiola Campillai.

Como Pardo, ella sufrió de la misma forma a manos de agentes del Estado. En 2019 perdió la vista, el gusto y el olfato por el impacto de una bomba lacrimógena en su rostro disparada por un oficial de carabineros cuando se dirigía a su trabajo en una fábrica de pastas en San Bernardo.

“Patricio no solo perdió un ojo, perdió la fe en la justicia chilena. Nosotros las víctimas de trauma ocular no tenemos tratamiento. El programa PIRO (Programa Integral de Reparación Ocular) no funciona y no hay acompañamiento. No tenemos rehabilitación. El Estado no se hace cargo ni siquiera de nuestras prótesis”, denunció Fabiola Campillai en Twitter, al solidarizarse con el dolor de la familia de Pardo.

https://twitter.com/DignidadFabiola/status/1470191430563942404

Después de la muerte del joven, el INDH advirtió que solo 326 de 3.046 víctimas de violación a los DD.HH. ha recibido atención de salud. A su vez, el Director Ejecutivo de la Fundación Mis Ojos afirmó que el programa PIRO no reconoció a usuarios como víctimas de violaciones a los derechos humanos, lo que hace que cualquier gestión en cuanto a reparación, sea insuficiente.

Clamor contra la impunidad


Los asistentes al funeral de Patricio Pardo pidieron fin a la impunidad.

Desde la Comisión Chilena de Derechos Humanos, afirmaron en su cuenta de Twitter que “el gobierno debe responder por su incumplimiento de la obligación de reparar a las víctimas. Patricio Pardo Muñoz, no solo fue víctima de trauma ocular, sino que perdió la vida por la inaceptable indolencia del Estado frente al dolor de las víctimas”.

https://twitter.com/ComisionChilena/status/1469668715809501184
https://twitter.com/losojosdechile/status/1469501528847392775

En la Cámara de Diputados, parlamentarios opositores su sumaron al respecto. “Patricio Pardo, 26 años, víctima de trauma ocular se ha quitado la vida. Sin justicia ni reparación, la impunidad hiere el alma de la sociedad y martiriza a sus integrantes”, escribió la diputada del Partido Comunista, Carmen Hertz, desde su cuenta de Twitter. En el mismo sentido opinaron las diputadas Camila Vallejo, la electa Emilia Schneider, así como el candidato presidencial de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric.

https://twitter.com/carmen_hertz/status/1469502791089639426
https://twitter.com/gabrielboric/status/1469698978275110917

Al funeral de Patricio Pardo, el domingo 13 de diciembre en el cementerio parroquial de Concón, acudieron familiares, amigos y cercanos darle el último adiós. Los asistentes gritaban “¡Verdad, verdad, no a la impunidad!”.