Los secretos del peculiar sistema electoral estadounidense

Por Javiera Baeza y Carla Balboa

La principal potencia mundial cuenta con un método de elección indirecto, diferente al de Chile, en el que el voto popular no define del todo al futuro presidente por los siguientes cuatro años.

Este 5 de noviembre los ciudadanos de Estado Unidos deberán concurrir a votar por su candidato a presidente para el periodo 2025-2029. En este sistema electoral el sufragio popular no define al siguiente mandatario, sino que lo hace el Colegio Electoral a través de un método indirecto. Para llegar a la Casa Blanca Kamala Harris o Donald Trump deben obtener más de 270 votos electorales.

El sistema eleccionario estadounidense se ha mantenido casi intacto desde la independencia y está establecido en la constitución como un punto medio entre la elección del presidente por un voto en el Congreso y el voto de los ciudadanos. Es un sistema no exento de críticas por la representatividad del mismo. El analista político Guillermo Hollzmann explica que “es una fórmula que asegura la participación y la representación, pero que en la recta final coloca el énfasis en la representación por territorio”. 

¿Qué es el Colegio Electoral?

Es el cuerpo protagonista de las elecciones que se encarga de elegir al presidente y vicepresidente de los Estados Unidos. Está conformado por 538 electores o delegados, seleccionados por los partidos políticos antes de las elecciones, generalmente en listas de posibles electores en las convenciones nacionales. Cada estado tiene la misma cantidad de electores que miembros en el Congreso, por lo que algunos tienen más delegados que otros. Esta fórmula está diseñada para balancear la influencia de cada uno de los estados en las elecciones.

Quien gana se queda con todo

La batalla entre Harris y Trump está en conseguir la mayor cantidad de votos electorales. El día de la elección, tras el voto ciudadano, se realiza un conteo estatal. El candidato que gane en ese conteo, se queda con todos los votos electorales de ese estado. Por ejemplo, Nueva York tiene 28 electores; si Harris logra el 70% de las preferencias y Trump el 30%, la candidata se quedará con esos 28 votos electorales. Lo mismo ocurriría si Harris ganara con el 51% de los votos o el 90%.

Es por esto que un candidato puede ganar la presidencia sin triunfar en el voto popular. Esto sucedió en las elecciones de 2016 cuando Donald Trump ganó el Colegio Electoral por 306 votos contra 232 de Hillary Clinton, aunque ella logró casi tres millones de votos más. 

La jornada del 5 de noviembre se conocerá cuántos votos electorales obtendrá cada candidato. Ganará quien obtenga, al menos 270 votos electores del total de 538. La decisión final está en el Colegio Electoral. Este se reunirá en diciembre para votar por un presidente y un vicepresidente. Los electores no tienen restricción constitucional para votar respetando la elección popular, pero los partidos políticos pueden exigir a sus electores votar por el candidato de su sector.

El ganador se queda con todos los votos electorales de 48 estados. En dos, Nebraska y Maine, la votación es proporcional al resultado de la elección.

¿Qué sucede si hay empate?

En caso de que una igualdad de votos electorales de 269-269 entre los dos candidatos, será la Cámara quien elegirá al presidente –entre los tres primeros candidatos del Colegio Electoral– y el Senado elegirá al vicepresidente –entre los dos primeros candidatos–. 

El conteo de los votos emitidos por el Colegio Electoral será el 6 de enero de 2025 y la investidura para quien resulte ganador de la contienda por la Casa Blanca el 20 enero de 2025.