Por Antonia Mendoza
El libro Una Trilogía Palestina, del autor Gasán Kanafani (Ghassan Kanafani), recopila tres cuentos que no fueron publicados sino hasta después de su muerte en 1972, cuando el escritor y periodista, fue asesinado en Beirut (Líbano) a los 36 años.
«Hombres en el sol» (1963), «Lo que os queda» (1966) y «Um Saad» (1969), son parte de los títulos de Una trilogía palestina, de la editorial Hoja de Lata que, con traducción, prólogo, notas y epilogo de María Rosa de Madariaga, desarrolla explicaciones de simbología y conceptos propios de la identidad palestina.
Las tres historias abordan desde distintas perspectivas el sacrificio, la huída en busca de nuevas oportunidades y el paso del tiempo. En todos logra sentirte el borde de la locura y la desesperación.
Tardé meses en leer uno de los cuentos que, si bien son cortos, tienen temáticas densas con una narración que requiere de una experiencia casi inmersiva. Trata temas que resultan ajenos a mi círculo y que se refieren a la evolución del conflicto palestino-israelí.
A pesar de que se explican muchos de sus elementos, es imposible de comprenderlos sin una contextualización que trascienda la actualidad, incluyendo factores como la religión, la geografía y la propia cultura; no es un libro para aprender sobre el conflicto. En mi caso, busqué información a medida que avanzaba y la lectura solo cobró pleno sentido cuando me sumergí en el epílogo, donde se desglosa y analiza cada cuento y explican varios de sus simbolismos literarios que pasé por alto y cuya ausencia tornó mucho más difícil la comprensión sin requerir una segunda lectura.
Los relatos son cortos, complejos y conmovedores. Removieron algo en mi consciencia.
La trilogía cobra mucho más sentido al conocer un poco más del autor y su vida. Para los palestinos, Kanafani es, sin duda, un referente de las banderas de la verdad y la lucha.
Desentierro esta reseña frente a la nueva escalada en la ofensiva y la situación humanitaria que sufren tanto los palestinos como los secuestrado israelíes que están todavía en Gaza. Al lado de esto, muchos de los problemas de los que nos quejamos los chilenos resultan simplemente ridículos. Recordar esta lectura y la historia del periodista palestino, Gasan Kanafani causó el mismo efecto en mí que la primera vez que leí estos tres cuentos. Me duelen las entrañas, se me revuelve algo que me hace sentir incómoda, con asco y vergüenza de todo lo que tengo… y, finalmente, cuando cierro el libro y levanto la mirada, me vuelvo la persona más rica del mundo.