La inflación se ha vuelto una de las mayores problemáticas dentro del país, lo que ha llevado a que aumenten los sueldos gracias al reajuste salarial. Sin embargo, en los últimos meses se ha mostrado una diferencia significativa en comparación al IPC, afectando al bienestar social.
Por Paulette Fuentes
Son las tres de la tarde y el supermercado se encuentra lleno, post fiestas patrias. Personas de todas las edades pasean por el establecimiento para comprar los bienes que necesitan para subsistir. Cristina Molina, dueña de casa, se encuentra en la sección de las verduras viendo la madurez de los tomates. Su carro lleva una gran cantidad de alimentos para su familia, desde bolsas de “marraqueta” hasta cajas de jugo Watts, los cuales espera que duren toda la semana.
Enfrenta un problema: debido a la inflación, el precio para comprar todos esos bienes ha aumentado, obligándola a tener que gastar todavía más de sus ingresos. Un tema que actualmente está afectando a toda la población chilena. “Antes las compras mensuales me salían 180 mil pesos, pero ahora gasto casi 210 mil”, afirma.
Una preocupación importante
La inflación se ha convertido en una de las mayores inquietudes para las chilenas y chilenos. Según una encuesta hecha por la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, la Cadem y la Mutual de Seguros de Chile, el aumento del IPC es la segunda mayor preocupación dentro del país (47% de los encuestados), detrás de la delincuencia y las drogas.
Actualmente, el IPC en Chile ha superado el 14%, lo que ocasionó que aumentara el precio de varios productos y servicios, destacando las alzas de los alimentos y bebidas no alcohólicas, la energía y el transporte.
Esto ha ocasionado problemas para las personas, quienes han tenido que disminuir la cantidad de productos que compran. Ya no pueden comprar las cinco manzanas que usualmente adquirían, ahora tienen que ser tres.
¿Solución?
Para poder ayudar a la población y para que continúen obteniendo la cantidad de bienes correspondiente a su nivel habitual de consumo, las empresas suelen hacer reajustes a los sueldos de sus trabajadores de acuerdo a los niveles de inflación.
Como menciona el economista Fernando Gabriel Medina: “El salario nos permite comprar bienes y servicios, por lo que cuando existe inflación, es decir, incrementos en los precios de los bienes y servicios, nuestro poder adquisitivo se ve reducido, razón por la cual esperamos que los reajustes nos permitan al menos mantener el poder adquisitivo”. Sin embargo, durante el mes de septiembre, siendo que hubo un aumento aproximadamente de un 7,1%, esto no se ha visto reflejado.
Según el IPoM de este mes, el reajuste salarial está por debajo del incremento del IPC, a la vez que su frecuencia ha disminuido. Esto significa que el reajuste a los salarios no permite mantener el poder adquisitivo, por lo que los consumidores no podrán comprar los bienes y servicios esperados, o sea, la gente no tiene suficientes ingresos para poder pagar lo que necesitan y así, el bienestar social se ve afectado.
El futuro del bienestar
Lo que sucederá en los próximos meses sólo puede definirse de una forma: incertidumbre. Medina explica que «por ahora sigue existiendo mucha incertidumbre e inestabilidad, tanto a nivel local como en los mercados internacionales. Además, la política monetaria no ha sido lo efectiva que esperamos en controlar la inflación y el poder adquisitivo de las personas se ha visto afectado negativamente.”
Además, el reajuste salarial va de la mano con un contrato, por lo que no todos llegan a obtener este beneficio y siguen dependiendo de lo que suceda con la situación económica del país y los niveles de inflación. Las familias deberán de dejar de darse los gustos que antes lograban obtener por un tiempo, viéndose afectado completamente el bienestar social chileno.