Al dirigente estudiantil lo representa la postura de Amarillos x Chile ante la nueva Constitución y le gustaría conversar tanto con Salvador Allende, como con Hernán Larraín Matte. Reconoce su capacidad de cuestionar lo que él mismo cree. «Todo cambio es incómodo», dice. El presidente de la FEUAI conversó con Cooler sobre sus principales definiciones.
Escrito por Andrés López Awad
Hace frío en la Universidad Adolfo Ibáñez. Los patios están oscuros. Vacíos. Habitados únicamente por la presencia invisible de los últimos en irse de esta acrópolis fantasma que observa sobre un pedestal a la ciudad de Santiago. Álvaro Vallejos, presidente de la Federación de Estudiantes, es uno de esos habitantes. «Pasa no más, adentro está más calientito que afuera» me dice, invitándome a su oficina.
La sala de la FEUAI también está vacía. Sus muros blancos y pizarras limpias son reflejo de que quienes la habitan están todavía mudándose. Instalándose. Álvaro se sienta al medio de la mesa. Es de baja estatura, mira a los ojos cuando habla. Lo hace cantadito y también con elocuencia. Lleva puesto un polerón Burton negro, un clásico de los ingenieros comerciales de la Adolfo.
Entró a la universidad en 2019. Me cuenta que es fanático de la música, que últimamente está pegado con el hip hop: «muy en volá de Frank Ocean, Kendrick Lamar, Kanye West, Mac Miller». A sus 22 años asumió la presidencia de la federación en un contexto político complejo. En la elección de noviembre pasado, la lista postulante no logró el quórum necesario para ser electa. La UAI tuvo que esperar a marzo para un segundo intento. Álvaro se reunió con más estudiantes y armó su lista, con la que derrotaron por el doble de votos a sus adversarios. Conversamos sobre lo que cree y lo que defiende. Se ríe diciéndome que por algo eligieron el amarillo como su color de campaña. A dos meses de su asunción como presidente, Álvaro Vallejos da a Cooler su primera entrevista.
– ¿Con qué dificultades te has encontrado en estos primeros meses de gestión?
– Mucho de lo que está puesto en los estatutos está pensado para una federación que tuvo el verano entero para prepararse, así que tuvimos que asumir y al tiro pasarnos de manejar en primera a tercera. Nos tuvimos que exigir un poquito más, tanto con nuestro equipo, como con las bases. Aquí decimos que hay tres generaciones de mechones. Los de primero, los de segundo y los de tercero por primera vez están pisando la universidad, entonces es difícil asumir en medio de esta reinserción, pero es una oportunidad de hacer cosas nuevas. Con los centros de estudiantes y la gente que asistía a los plenos fue más que nada presentarnos y transmitir que aquí hay que empezar de cero si queremos encontrar una solución bien. Es como subirse a la micro mientras va andando.
– Costó salir electos por temas de quórum. No solo aquí, en otras universidades ha estado pasando lo mismo. ¿Cuáles crees tú, más allá de la pandemia, son las razones de por qué la participación estudiantil ha retrocedido tantos pasos?
– Hoy hay una crisis de participación política y todas las federaciones lo entendemos así y eso se refleja en la cantidad de gente que compone la nuestra. Eso no es propio de nuestra universidad solamente, es propio de Chile. Los universitarios no se están moviendo, hay asambleas con poca convocatoria, muchas plazas interinas. Yo creo que hay muchos factores. La pandemia es una parte, pero también una desconexión y un desinterés por parte de los jóvenes, al menos lo que yo veo en esta universidad. Estamos en el año de cambios más importante de Chile y no veo a la gente conversando sobre estos temas como me gustaría que fuese.
– ¿Pero tú crees que no hay un interés por la situación país o que la representación estudiantil no está dando una respuesta a las soluciones que los estudiantes necesitan?
– Creo que se ha estado haciendo lo mismo esperando resultados distintos. Entendiendo esta crisis de participación política, creo también que la representación estudiantil merece una reinvención. Falta más interacción, mucho más vinculante. Cuestionarnos qué estamos haciendo como representantes para llegar al estudiantado. No sé, ¿basta con subir un post a Instagram con veinte likes, para una cuenta de ocho mil seguidores? Eso es un problema y que nosotros también tenemos. Hay que crear una nueva estrategia comunicacional que cree un vínculo nuevo, una nueva relación con el estudiantado.
– En la UAI han habido federaciones de derecha y de izquierda. Pienso en Mónica Salas en 2015 o en Nicolás Reyes en 2018, ambas intentaron liderar la voz de las universidades privadas dentro de la Confech, ¿cuál es el sello que le quiere ofrecer tu federación a ese espacio?
– Hoy la FEUAI es transitoriamente vocera de las privadas en Chile dentro de la Confech, hasta fin de este mes. Nosotros somos un trío, a la Confech voy yo como presidente y los dos delegados, uno es militante de la Convergencia Social, el otro es de Renovación Nacional y yo independiente. Eso no es casual, es un símbolo de nuestra esencia como federación. Abrir un espacio para juntar personas con distintas perspectivas y pensamientos a trabajar en conjunto por un bien común. Esa transversalidad presentamos en Confech. Hay mucha gente que es militante y responde a las órdenes de su partido dentro de la Confech, que no digo que esté mal, pero nosotros nos presentamos ofreciendo que gente distinta pudiera tener voz, porque lo que estamos haciendo al final es representar a todos los estudiantes de Chile. Nosotros entendemos que la discusión puede estar sesgada si la resolvemos personas que tenemos un único pensamiento y la FEUAI quiere ofrecer esa voz un poco distinta.
– ¿Y a la hora de los quiubos? Cuando haya que tomar decisiones, ¿a qué agenda se plegarán ustedes y a cuáles no?
– A las que resuelvan los estudiantes en las asambleas y plenos. Nosotros somos solo representantes que ejercen un voto mandatado por la universidad, que puede estar en polos opuestos con nuestros intereses personales, pero es a eso a lo que nos comprometemos.
– Conversemos un poco de política nacional. El gobierno del presidente Boric anunció que cumplirá una de las demandas históricas del movimiento estudiantil: la condonación del CAE. ¿Qué te parece esa medida?
– Creo que el gobierno antes de ser gobierno tenía claras las necesidades, y ahora se encontraron con los recursos. Eso no hace match. Se puede ver en las medidas que han tomado. Que hayan querido condonar el CAE a quienes puedan pagarlo, quienes estén mejor con sus pagos, muestra que hay un poco de disonancia con lo que se decía y ahora se está haciendo. Se entiende también que es gradual y está bien que sea así, pero aún no sabemos el tiempo, entonces es una incerteza. Creo que mucha gente asumió que iban a asumir y el CAE, pum, chao.
– ¿Pero te representa la idea de condonar el CAE?
– Personalmente no estudio con CAE y no estoy en la situación de alguien que sí y que le aprieta. Conozco mucha gente que está con esos problemas y antes de las elecciones presidenciales era la medida por la que votarían por Gabriel. Entonces pienso en esa gente, que quedó deseando algo más agresivo, queda un poco no contenta. De todas maneras es súper interesante estar viendo qué hará el gobierno, porque fue una gran promesa para sus votantes que en gran porcentaje eran jóvenes universitarios.
– ¿Si tuvieras al ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, sentado frente a ti, qué sello le pedirías que imponga en su gestión?
– Nunca lo había pensado. Pero creo que un punto muy importante es poner el acento en la deserción. Basta ver el CAE, gran parte de los deudores son desertores. El sistema educacional de los colegios necesita una reforma desde antes. Qué lata haber entrado con algo que se me exigió, porque es una lata tremenda cuando se le dice a los chicos «ahora debes elegir el destino de tu vida». Soy de la idea de que se va construyendo el propósito. El sistema de admisión es algo a lo que se le tiene que dar una vuelta sí o sí. No digo tener las soluciones, pero se debe dar el debate respecto a que las universidades hagan sus propias pruebas, porque hoy tienes una prueba estandarizada para todas las personas y lo encuentro demasiado difícil. Es mucha presión para gente que es muy joven y te dice algo que tanta gente que entró a la universidad finalmente dejó su carrera.
– El borrador de la nueva Constitución garantiza el derecho a la educación como un derecho humano. ¿Qué opinión te merece esa afirmación, considerando el acceso universal a la educación en todos sus niveles?
– Es un principio que puede dejar a mucha gente contenta. Hoy en día gracias al CAE pueden conocer la universidad y ser un profesional. Entendiendo este principio, creo que es algo que se debe mantener. También creo que la nueva Constitución tiene que hacerle justicia a todos los cambios que se vienen viviendo en educación, sobre todo de los 2000 en adelante, y seguir en esa misma línea.
– ¿Estás de acuerdo con la gratuidad universal?
– Me parece una idea bien atractiva, no te voy a mentir, pero no sé si sea lo mejor para Chile. Creo que estamos un poco al debe en estudios. Se dice que Chile tiene plata y todo, pero sería bueno preguntarse por qué no se hace y por qué no se ha hecho.
– ¿Y qué opinión te merece que la Adolfo Ibáñez no se haya sumado al proyecto de gratuidad?
– Yo no tengo claro cuándo la UAI se sumó a la gratuidad, ¿tú tienes ese dato?
– La Adolfo no se sumó al proyecto de gratuidad.
– ¿No hay nadie que estudie con gratuidad en esta universidad?
– No, por eso mi pregunta parte de esa premisa. ¿Qué piensas de que no se haya sumado al proyecto de la gratuidad a pesar de ser una política con carácter nacional? ¿Fue una buena decisión o una mala decisión?
– Mmm, me hubiese gustado ver el argumento de la universidad para saber por qué tomó esa medida y comparar con otras universidades de la misma índole de la Adolfo para ver el resultado, para cachar cómo afecta eso a la diversidad de gente que entra a la universidad. Es apresurado decir si fue mala o buena decisión, merece análisis que no he hecho. Claramente te puedo decir que es malo porque la gente que no puede pagar, aunque sea con una beca, no puede entrar y bajo mi perspectiva es una situación muy horrible. Pero me hago la pregunta ¿por qué no lo hacen? ¿por maldad? no creo que haya maldad detrás de esa decisión, entonces me parece importante evaluar eso.
– Álvaro, ¿quién es tu referente político hoy?
– Te voy a hacer una comparación con la música. Toda mi vida pasaba de una artista a otro, pero ahora estoy demasiado pegado con uno en particular y me sé todas las canciones de su último disco. Eso en política no me ha pasado. Creo que estoy en camino a conocer a alguien, pero es muy difícil que alguien me represente en un 100%. Ahora, sí hay ideas con las que uno tiene mayor afinidad. A mí lo que más me atrae es el mundo intelectual. Siempre estuve un poco más afín a lo que es el liberalismo y sus clásicos. No son referentes políticos, pero sí académicos e intelectuales, y me han permitido explicarme Chile mismo.
– ¿Te consideras un liberal?
– No. De ahí nace mi interés en política, pero en la U empecé a formarme por todos lados. Siempre tratando de entender la opinión distinta. Tengo la capacidad de cuestionarme si estoy tan seguro de lo que estoy creyendo. Voy por periodos. Con decirte que un tiempo estuve muy afín a Axel Kaiser y hoy estoy absolutamente lejos de eso. La política tiene voces muy ruidosas y es muy fácil que solo se escuche a uno. Uno tiene que hacer el ejercicio de entender a muchas personas.
– Si pudieras conocer a algún referente, ¿quién te gustaría?
– Si me tuviese que acercar a uno sería primero con Boric, que me explique su tránsito desde la universidad al gobierno, debe haber sido un camino lleno de lecciones. También la gente que fundó Evópoli y trató diferenciarse de la derecha, como Hernán Larraín Matte, para entender de dónde nace esto de hacer algo nuevo. Gente que ha buscado hacer cosas nuevas. También me hubiese gustado conocer a Pedro Ibáñez Ojeda, que fue senador en el mismo tiempo de Salvador Allende. Obviamente conversar con Allende también. Para nutrirme y que me permita comprender de mejor manera el país en el que vivo.
– Corta y fome: ¿Apruebo o Rechazo?
– Te la voy a hacer un poquito mediana. Yo puedo ser categórico cuando tengo la convicción. Yo voté Apruebo para que se hiciera una nueva Constitución, pero ahora vemos cómo se está dando. Tengo mis críticas, por supuesto, pero creo que es súper necesario un cambio. Estamos viendo en qué va a quedar, pero me falta entender. Siento que están muy fuertes las campañas del terror de ambos sectores y en ese sentido tomo la postura de Amarillos x Chile. Son gente de izquierda que está diciendo «hey, están dejando de lado a un grupo importante del país». La derecha pasa del 25% al 40% y hoy se dejaron de lado en la Convención. Entonces pienso que es lindo que sea gente de izquierda, del período concertacionista, que está sacando la voz porque se está dejando a un costado a la gente de derecha. En ese sentido siento que se desvirtuó un poco esta Convención. No sé cuánto han aportado los 34 convencionales de derecha, veamos cuántas normas se les han aprobado, cuántos títulos se les han aprobado, cuántas propuestas se les han aprobado. Entonces eso igual deja que desear en verdad. Ahora, puede que el texto así esté bien, quizás no eran necesarios esos aportes, pero deja esa carga de revanchismo, quizás. Lo importante es cómo la sociedad chilena se sienta con eso y cómo reacciona frente a una situación así. Con la Constitución de Jaime Guzmán y la Comisión Ortúzar se estaba humillando al enemigo político, ¿está ocurriendo eso ahora? La verdad es que no lo sé.
– Pero ¿y tú?
– A mí me encantaría que salga el Apruebo. Creo que se necesitan cambios y todo cambio es incómodo. Si queremos algo distinto, tenemos que salir de la zona de confort. Lo conocido está dentro, lo desconocido, fuera. Y eso desconocido tiene que dar miedo. Ahora, ¿eso significa que se tiene que aceptar cualquier cosa que salga o no? Yo creo que Chile necesita algo nuevo, pero mi voto no está seguro.
– En esta misma sala, hace unos años, en este muro una Federación pintó «Lo que el pueblo necesita es educación gratuita, porque el pueblo está cansado de las leyes del mercado». Ahora es blanco. Si yo te pasara una brocha, ¿qué frase pintarías?
– Mmm, pienso en que el estudiantado necesita tomar una postura, necesita interesarse, necesita conversar con el otro y no con los que conversa siempre. Necesita conflicto, necesita debate. Hoy no está ese espacio. Me da lata que no haya discusión, esto de sentir esa tensión de dialogar con personas distintas. Falta unión, no en términos de pensar igual, sino de decirnos las cosas. Diría «el estudiantado necesita despertar».