Un estudio publicado por la revista Science reveló que en la Región Metropolitana hay una relación entre nivel socioeconómico y niveles de agresividad del virus de la Covid 19. Dicho en sencillo, quienes viven en comunas más pobres tienen mayor riesgo de morir que aquellos que residen en comunas más acomodadas.
Victor Donoso y Carlos Franco
La segregación en la capital de Chile no es una leyenda urbana. Las grandes fortunas se concentran en el sector oriente de Santiago mientras que la pobreza anida en la periferia y el sur de la ciudad. Municipios como Puente Alto tienen un presupuesto por persona de unos 130 mil pesos, mientras Vitacura y sus comunas vecinas superan el millón.
Esas diferencias socioeconómicas no son solo un registro numérico. En medio de la crisis sanitaria producida por la Covid 19, la segregación se ha convertido, literalmente, en un factor de riesgo. Así lo revela el estudio publicado esta semana por la revista Science titulado “El estatus socioeconómico determina la incidencia de COVID-19 y la mortalidad relacionada” de los investigadores Gonzalo Mena, Pamela Martinez, Ayesha Mahmud, Pablo Marquet, Caroline Buckee y Mauricio Santillana.
Los investigadores proyectaron tasas de mortalidad en 34 comunas de la Región Metropolitana con marcadas diferencias de ingresos. Los resultados son elocuentes: En las de menores ingresos el virus es más letal en todas las edades. Peor aún, la tasa de mortalidad aumenta en personas menores de 40 años.
El siguiente mapa nos da una idea de cómo se distribuyen los ingresos en la región Metropolitana. En verde, las comunas ricas; en rojo, las más pobres.
La investigación apunta a que muchos de los infectados derivaron en casos graves e incluso la muerte porque hubo un recuento de infecciones mal hecho en zonas más pobres, lo que derivó en un mal tratamiento.
Esta situación de inequidades también se vio reflejada en la tasa de respuesta en los exámenes de positividad en relación con las muertes. Según reporta la investigación: “un tiempo de respuesta más lento en el resultado de las pruebas, pueden conducir a un mayor potencial de transmisión”.
A esto se suma la mayor presencia de comorbilidades, obesidad y hacinamiento en comunas más vulnerables, lo cual aumenta el riesgo de contagio y agravamiento por Covid 19.
Los que pueden quedarse en casa y los que no
Los científicos analizaron la movilidad de las personas en 34 comunas de la Región Metropolitana, utilizando datos de ubicación precisa entregado por Data for Good de Facebook. Descubrieron que comunas de nivel socioeconómico alto, como Vitacura y Las Condes redujeron su movilidad en un 61%, mientras que las comunas con menores ingresos, solo lo hicieron en un 40%.
Son, precisamente, esas comunas en que la gente no puede hacer teletrabajo y necesita moverse para seguir subsistiendo, que se registran mayores contagios y tasas de mortalidad. El último informe entregado por el Minsal, refuerza este hallazgo: la comuna de Puente Alto se mantiene con los mayores casos de contagio y mortalidad, mientras que, en Las Condes, ambas han disminuido. Es la comuna con menores contagios y tasa de muerte.
Conversamos de este tema con la enfermera del Instituto Nacional de Geriatría, Verónica Núñez, quien lleva 12 años trabajando en el sistema público de salud. “Desde la perspectiva clínica la movilidad siempre se mantuvo a tope, más aún en los meses peak de contagios. Todo podía ser Covid. Yo trabajo en el servicio público nuestros usuarios pertenecen al percentil socioeconómico medio y bajo, la llamada población obrera, operaria y, en su minoría, oficinistas que son los que pueden hacer teletrabajo. Esa población fue y es la que siempre circuló en calles, sistema público y que iba por todo a los sistemas hospitalarios. Esto también lleva a la utilización de sistemas de transporte públicos», nos dice.
Pero no se trata solamente de si la gente sale o no de su casa. Hay cuestiones estructurales en esas comunas que dificultan las posibilidades de atención para quienes se han contagiado. El estudio revela que la tasa de letalidad por infección es mayor en aquellas comunas que tienen un limitado acceso a centros de salud.
La asistente social Viviana Rodríguez, quien trabajó más de siete años en el sistema de salud privado del sector oriente de Santiago, opinó: “La realidad es cruda y los medios solo muestran solo una parte. Las clínicas de acá (Las Condes) estuvieron a su máxima capacidad, pero nada se compara a la realidad que han tenido que sufrir mis amigas, que trabajan de enfermeras y asistentes sociales en el sistema público. Les toca vivir otro Chile, hacer malabares con las migas”.