Ocho meses han pasado desde que estalló la guerra en Gaza, desatando la peor crisis humanitaria que Medio Oriente tiene registro. Los sucesos provocaron desacuerdos en el círculo internacional, originando tensiones que amenazan con perturbar la paz global.
Por Fernando Ríos Ramírez
La Operación Inundación de Al-Aqsa tomó por sorpresa a la comunidad israelí. Cohetes provenientes desde la franja de Gaza, acompañados de una invasión militar palestina marcaron el inicio de un conflicto que ha trascendido más allá de esa rivalidad cultural e ideológica latente desde hace décadas.
Mucho tiempo ha transcurrido desde aquel 7 de octubre de 2023 -fecha del primer ataque- donde las tensiones escalaron a niveles insospechados. Con miles de bajas por ambos lados, acaloradas discusiones entre las potencias mundiales y una catástrofe humanitaria de por medio queda preguntarse: ¿Cuál es la situación actual en Medio Oriente?
El origen de la discordia
Para entender este conflicto, hay que remontarse a su génesis. La historia apunta al 15 de mayo de 1948 como el día cero, con la expiración del Mandato Británico de Palestina. 24 horas antes Israel había declarado su independencia, siendo reconocido rápidamente como Estado legítimo por las grandes potencias como Estados Unidos y la Unión Soviética.
No obstante, las tensiones comenzaron antes de aquella fecha. Reino Unido tomó control del territorio palestino en 1917 como parte de su expansionismo colonial. El descontento y nacionalismo árabe creció con el tiempo, registrándose incidentes que llevaron a la destrucción de gran parte de estas tierras. En consecuencia, los británicos cedieron este asunto a las Naciones Unidas. Para entonces, otro problema era latente: el sionismo.
Este movimiento, respaldado por EE. UU, buscaba la instalación de un territorio judío en suelo palestino. Las presiones derivaron en la “Resolución 181”, es decir, en la partición de Palestina en la que el 55% de la provincia fue otorgada al Estado judío, pero con una población predominantes de musulmanes y cristianos.
Luego del nacimiento de Israel en mayo de 1948, la situación fue crítica. El nuevo Estado se apegó a la misma filosofía inserta en la enseña del Escudo Nacional chileno: “Por la razón o la fuerza”. Entre 750 y 800 mil palestinos fueron despojados de sus territorios. Quienes pusieron resistencia, fueron asesinados. Era el comienzo de lo que la sociedad árabe denominó Nakba, que traducido al español significa “catástrofe”.
A partir de entonces, Medio Oriente ha sido protagonista de invasiones y guerras entre las diferentes etnias de la zona. Durante más de siete décadas, los vecinos del problemático dúo también se han visto involucrados tales como Egipto, Jordania, Líbano, Siria, Irak y varios otros simpatizantes del panarabismo registran más de algún enredo con Israel.
Varios eventos relacionados pusieron en jaque el orden internacional: la “crisis de Suez”, la “guerra de los Seis Días”, “Septiembre Negro”, la “Masacre de Múnich”, y la “Primera Guerra del Líbano”, entre otros acontecimientos. Pero pese a la repartición de ataques en distintas partes de la región, la atención se concentra en un territorio limitante con el mar Mediterráneo.
Tierra pequeña, conflicto grande
Gaza es una superficie de aproximadamente 360 kilómetros cuadrados, cuyas fronteras colindan con Egipto e Israel, ahí, viven 1,8 millones de personas, siendo una de las entidades políticas más densamente pobladas del planeta. Junto a Cisjordania conforman el Estado de Palestina, gobernado fácticamente por Hamás, un movimiento político y paramilitar palestino.
Esta franja ha sido el epicentro de las hostilidades, sobre todo después del conflicto en 2008, donde fue el escenario principal. Desde entonces, Gaza vive en constante incertidumbre, su gente está más pendiente de sobrevivir que de reconstruir sus hogares.
Luego de 15 años, el conflicto llegó a su punto de quiebre. En una movida que tomó a Israel con los pantalones abajo, agrupaciones armadas palestinas invadieron y asesinaron a decenas de comunidades judías, acto que se ganó el repudio de EE. UU. El ataque vino acompañado de una seguidilla tres mil cohetes lanzados desde la misma franja en dirección a Israel.
Aquel 7 de octubre de 2023 significó un antes y después en el desarrollo del conflicto. Entre los sucesos que marcaron ese día destaca la masacre en el festival de música de Reim, que cobró el saldo de 364 vidas y 40 secuestros. La respuesta no tardó en llegar, pues Israel ordenó bombardeos y avances a la zona de Gaza.
A partir de entonces, se desató una de las peores crisis humanitarias que Oriente Próximo ha vivido. Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), hacia mayo de este año casi 640 mil personas fueron desplazadas a Rafah, ciudad fronteriza con Egipto. Muchas de ellas han escapado de Deir al Balah, gobernación ubicada en el centro de la franja.
Como si fuera poco, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó un total de 35 mil pérdidas humanas producto de la guerra. En adición, el ente dio cuenta de una escasez de insumos médicos. “Los últimos suministros que recibimos en Gaza fueron antes del 6 de mayo”, alertó su portavoz, Tarik Jasarevic.
Las imágenes de hospitales, campos de refugiados, mezquitas y aldeas siendo reducidas a ruinas dieron cuenta de la crudeza latente en la región. La comunidad internacional ha dividido el apoyo a los países en disputa. Por un lado, Israel recibe el apoyo de la OTAN y Estados Unidos, siendo este último su aliado más prominente. En tanto Palestina, ha recibido soporte tanto de sus países vecinos como Irán, Líbano, Afganistán, Siria, y de naciones como Venezuela y Chile, nación que alberga una de las colonias más importantes de este pueblo.
Reacciones al otro lado del mundo
A trece mil kilómetros de distancia, lejos de la barbarie, la Comunidad Palestina en Chile conmemoró el 76° aniversario de la Nakba. El evento, organizado en el Club Palestino, incluyó una exposición cultural y contó con la presencia de importantes personajes políticos como María Isabel Allende (PS), Iván Moreira (UDI) y Diego Schalper (RN).
Entre los invitados también destaca Vera Baboun, embajadora de Palestina en Chile, quien se refirió a la situación que su pueblo ha vivido en los últimos ocho meses: “Este nuevo ataque en Gaza es un segundo Nakba para nosotros. Ahora mismo, este es el momento en que necesitamos el apoyo de la comunidad internacional”.
Vela por una pronta respuesta respecto a esta materia, sobre todo por el posible reconocimiento de su tierra natal como Estado legítimo. “Las reacciones de la comunidad internacional son muy diferentes, pero es importante el voto en las Naciones Unidas para que Palestina sea reconocida como Estado (…) Los palestinos necesitan esto. Es la única solución para nuestra injusticia, nuestro sufrimiento”, declaró.
Asimismo, valoró la denuncia que el Comité Interparlamentario Chileno-Palestino realizó a Israel y que fue acogida por la Corte Internacional de La Haya. No obstante, al consultarle sobre un posible diálogo con la comunidad judía decidió guardar su respuesta.
Quien sí se refirió a las relaciones bilaterales fue Maurice Khamis, presidente de la Comunidad Palestina en nuestro país: “Normalmente hemos tenido contacto y buenas relaciones, pero en estos momentos, dada la situación actual, estamos más distantes”. Sin embargo, asegura que esta se trata de una masacre nunca antes vista en lo que va del siglo.
Khamis fue categórico respecto al conflicto: “Esto no es una guerra, es un genocidio”. Acerca de la misión que tiene la Comunidad Palestina en Chile, comentó que su labor es “informar a nuestra gente, a la sociedad chilena y tomadores de decisiones de lo que realmente pasa”.
El mandamás árabe-criollo vaticinó un posible fin al organismo rector en asuntos internacionales: “Las Naciones Unidas está demostrando que no es un ente que puede tener validad en el largo plazo. Hay desequilibrios internos, como los vetos. Creo que la ONU tiene fecha de término”, declaró.
No se animó a hacer un buen pronóstico de que lo puede suceder en el tiempo próximo, pues declaró que “esto cada día va a ser peor. Hemos visto que Israel ha decidido seguir solo a pesar de que EE. UU tibiamente le ha llamado la atención, pero les sigue enviando armas por detrás”, de cierta forma acusando a la potencia norteamericana de hipócrita.
Un apoyo más que agradecido
“Aquí hay una colonia de más de 400 mil personas. Me parece que le debemos respeto y apoyo, pero importa que el mundo despierte frente a una realidad inimaginable y monstruosa”. Estas son las palabras del senador UDI Iván Moreira, uno de los parlamentarios que ha salido en defensa del pueblo palestino.
Para sorpresa de algunos, apreció las gestiones que el Presidente Gabriel Boric ha hecho en materia humanitaria para socavar -en la medida de lo posible- las repercusiones de la guerra. “A pesar de tener diferencia con el mandatario, quiero señalar que ha sido consecuente en materia de Derechos Humanos. De igual forma, buscamos que en el fórum internacional el Presidente pueda colaborar a que se tomen medidas”, indicó.
Moreira concuerda con Khamis de que los acontecimientos corresponden a una matanza injustificada, una en que “pareciera que algunos no se quieren dar cuenta”. El senador hace referencia a Estados Unidos, las sociedades europeas y al que, según él, es el gran responsable de todo esto: el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. “Espero que el mundo reaccione y lo persiga”, sentenció.
En la ceremonia, la embajadora Baboun subrayó una cruda realidad que vive su pueblo, el cual “debe elegir entre dos sombrías opciones: la muerte o el hambre”. En su mismo discurso, agradeció profundamente el transversal apoyo de Chile en este asunto. “Palestina libre”, con esa frase concluyó la representante árabe, epíteto que sacó aplausos entre los asistentes.
Otros personeros aprovecharon la instancia. “A pesar de toda esta tragedia, se está levantando una voz universal que clama por justicia”, dijo la senadora Allende. “Es una causa que nos convoca a todos sin excepción”, añadió el diputado Marcos Ilabaca, quien preside el ya mencionado Comité Chileno-Palestino del Congreso.
Si bien más países se han adherido a la causa palestina, los cambios reales son pocos. Las autoridades ruegan por un cese al fuego, cosa que duró poco y nada en un par de oportunidades. Ahora en más, el orden mundial se enfrasca en una encrucijada por encontrar una solución a un conflicto que, por ahora, pareciera no tener final.