El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, agradeció el apoyo internacional que recibió su país tras el ataque en territorio nacional, pero declaró que su respuesta contra Irán será bajo sus “propias decisiones”.
Por Benjamín Carrasco
El último ataque perpetrado a través de drones de combate iraníes en distintas ciudades de Israel levantó no solo las alertas de defensa del país afectado durante el fin de semana pasado, sino también la preocupación internacional por la eventual explosión de un conflicto militar sin precedentes que podría afectar al mundo entero.
La rivalidad entre ambas naciones, si bien siempre existió desde la Revolución Islámica en 1979, cuando Irán dejó de reconocer el derecho de Israel a existir, nunca estalló por el control que mantenía este último país en la Guerra en la Franja de Gaza con Palestina. Sin embargo, y tras el bombardeo al consulado de Irán en Damasco (Siria), que mató a altos mandos iraníes, la nación comandada por el presidente Ebrahim Raisi responsabilizó a Israel de los ataques y detonó el ataque mediante drones durante la jornada del sábado pasado.
Los principales dirigentes israelíes, entre ellos el primer ministro, Benjamin Netanyahu, se han reunido con diferentes líderes políticos de países europeos como Alemania y Francia, para decidir qué tipo de respuesta darán contra Irán. Frente a esta situación, se llegó a la conclusión de actuar bajo “decisiones propias”, lo que algunos analistas entienden como un posible futuro ataque militar contra los musulmanes.
Fernando Wilson, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez y analista internacional, considera que el propósito de Netanyahu con esta declaración es “llevar al borde de la locura a los iraníes”, para elegir el momento menos esperado para contraatacar. Esto, debido a las diferencias de poderío militar entre ambas potencias, donde “al no tener fronteras entre ambos, gana el que tiene mejor capacidad de proyección de poder, y ese es Israel, totalmente”.
Según la analista internacional Christa Chellew, los iraníes han logrado provocar un daño considerable con armas de producción de bajo costo, lo que se evidenció en los daños sufridos del “Domo de Hierro” en Israel. Además, los iraníes “tienen una población de casi diez veces más personas que Israel, y en términos de organización de su ejército, es bastante interesante como su complejo entramado organizacional que incluye milicias proxy, sí están plenamente operativas en la región”.
Infografía: Comparación del poder militar de Israel e Irán.
Mientras que Irán tiene el apoyo de Hezbolá en el Líbano, Estados Unidos y Reino Unido son los principales aliados de Israel, países que no desean que estalle un conflicto a mayor escala. Lo anterior, debido a que un enfrentamiento bélico de estal magnitud sería aún más catastrófico para Medio Oriente.
La preocupación de los analistas estriba en el desconocimiento hacia las acciones específicas que tomará Israel contra Irán, puesto que estas podrían no ser pocas. Ataques selectivos a científicos nucleares y uso de misiles crucero distante, son algunos ejemplos de posibles represalias, según Wilson.
El problema principal recae en el nacimiento de una nueva perma-guerra, como la que existe entre Rusia y Ucrania, donde “ninguna de las partes, ya sea por superioridad numérica, material, política, u otros, puede rápidamente suprimir a la otra, y por lo tanto, el conflicto decanta en una guerra que podría durar décadas”, explica Chellew.
Actualmente, las fuerzas iraníes advierten que tienen sus aviones de combate preparados para cualquier tipo de respuesta israelí. En tanto, estos últimos, mantienen en secreto las acciones militares que podrían tomar.
Países como Estados Unidos ya están empujando la aprobación de nuevos presupuestos en ayuda de sus aliados, en este caso, de Israel. Por ende, las alianzas internacionales se encuentran en alerta de un nuevo estallido bélico entre ambas naciones, que podría ocurrir en cualquier momento.