Ir al estadio es toda una odisea. Pareciera que estuviésemos en un mundo al revés, donde el hincha de bien y honesto sale perjudicado mientras que aquel que sólo busca violencia, el delincuente que va ver un partido de fútbol, queda en la impunidad.
A simpatizantes, trabajadores y periodistas se les revisa hasta el más pequeño bolsillo al momento de ingresar a un estadio, y es correcto, para satisfacer la seguridad de todos. Pero una vez sentados en las graderías, al poco rato todos pueden ver bengalas y bombas de ruido que entorpecen e interrumpen el espectáculo que tanto quieren todos.
¿A quién está cuidando realmente Estadio Seguro?
Sin duda, hay un grupo delictual organizado que, a esta alturas, le importa poco y nada el fútbol y sólo busca delinquir. ¿Cuáles son los castigos o medidas que se están tomando contra ellos? Muy simple: programar partidos con aforos y horarios que imposibilitan a un padre acudir al estadio con sus hijos… pero que no impiden que vaya el que quiere vulnerar la ley.
No se está atacando la violencia en los estadios, sólo se le está evitando con medidas “parche”, que terminan por alejar a todos aquellos que crecieron con el fútbol chileno que, de la mano de inoperantes dirigentes, poco a poco va muriendo.
¿La sociedad espera que haya un hecho fatal en un estadio para actuar contra los delincuentes? Ya es hora de tomar medidas.
Cooler UAI