A más de dos años que Manuela Iturrieta decidió dejar de consumir alcohol, la ingeniera comercial habló sobre su proceso, la creación de “Zona Libre de Alcohol” y de su emprendimiento de bebidas no alcohólicas “Barrazero”. “Hoy soy la persona que quería ser, que quiero ser, y estoy orgullosa de mí”, contó a Cooler.
Por Catalina Guerrero
En noviembre del 2019, Manuela Iturrieta, ingeniera comercial de la UAI y artista circense, decidió dejar de tomar alcohol, pues durante toda su vida mantuvo un consumo problemático.
“Empecé a tomar desde muy chica, entre los 13 y 14 años, aunque es como la edad en que los jóvenes empiezan a tomar. Siempre apagaba la tele y era la que más tomaba dentro de mis grupos, y lo normalizaba”, cuenta.
Ella recuerda que siempre se trató de un consumo social, es decir, que sola no bebía, pero en reuniones sociales sí, y era incapaz de controlarse. El 2019 comenzó a trabajar en una empresa de alimentos nacional y, entre medio, se dio cuenta que tenía una relación tóxica con el alcohol, donde se repetía el mismo patrón: Apagar la tele y arrepentirse de cosas todos los fines de semana.
Decidió tomar cartas en el asunto y empezó a ver una psicóloga, quién le recomendó dejar de tomar por tres meses para disminuir su nivel etílico, pues Manuela asegura que en una fiesta podía beber entre 3 y 8 Piscolas por lo bajo.
Ella jamás se imaginó que tendría que dejarlo por un tiempo, pero aún así pudo hacerlo por su cuenta, para poder cumplir con la cantidad de tragos que prometía consumir al inicio de sus noches.
Después de esos tres meses, comenzó a ver todos los beneficios que le trajo dejar el alcohol. Se sentía mucho mejor con ella misma y volvió a quererse. “Odiaba esa versión de mí”, aseguró.
Meses más tarde vino la pandemia y la joven ingeniera pensaba que nadie nunca le había hablado sobre los beneficios que arrastra la vida libre de alcohol. Así, decidió contárselo al mundo creando perfil en Instagram llamado “Zona Libre de Alcohol”, donde logró reunir personas interesadas en este estilo de vida y que estuvieran pasando por lo mismo que ella.
“En diciembre del 2020 renuncié a mi pega anterior, me fui de viaje a la Carretera Austral y, aunque suene muy cliché, ahí decidí que quería que Zona Libre de Alcohol creciera. Empecé a ponerle más empeño, trabajar recetas y de a poco fue creciendo”.
En marzo del 2021, hizo un desafío llamado “Marzo Sin Alcohol” para que sus seguidores lo hicieran y observó que un gran porcentaje de la comunidad lo estaba haciendo, por lo que decidió revisar qué había en el mercado de productos desalcoholizados. Así nació su emprendimiento “Barrazero”, donde vende packs de tragos sin alcohol.
La idea de Manuela es que no se reemplace el consumo de alcohol con otras sustancias dañinas, como es el caso de las drogas, sino que las personas tengan la capacidad de hacer las cosas que disfrutan estando 100% sobrias. Siguiendo esta consigna, ella da tips y cuenta sus experiencias en “Zona Libre de Alcohol” para ayudar a la comunidad.
Su grupo de amigas más cercano entendió perfecto cuando tomó la decisión de no tomar más alcohol, pues sabían lo que estaba pasando en ese momento. Y es que al estar borracho también pueden suceder cosas de las que podrías arrepentirte al día siguiente.
El apoyo de sus amigas y pareja ha sido fundamental para Manuela durante todo este tiempo. “Si bien no han dejado el alcohol, hay veces que deciden no tomar y hay veces que sí, y yo no tengo problemas con eso. Hay personas que creen que porque salen conmigo no pueden tomar, y están super equivocados. Yo jamás los juzgaré, porque además, tampoco quiero que me juzguen por no tomar”, añadió.
Sin embargo, es importante considerar que muchas personas tienen un consumo excesivo y problemático de alcohol y que son incapaces de ver, pues la normalización de este influye en el funcionamiento de la sociedad.
Si bien recalca no ser especialista en el tema, Manuela considera que los cócteles desalcoholizados se acercan bastante a lo que era la vida con alcohol, y que dependiendo de cada caso, es importante consultar con expertos si es seguro consumirlos o no.
Sin embargo, su idea al compartir recetas y vender productos desalcoholizados es que los consumidores puedan reemplazar los tragos con alcohol. “He buscado en el mercado cosas que se parezcan, pero nace de una necesidad mía. Yo quería dejar de tomar cosas ricas cuando saliera, entonces se me ocurrió demostrar que uno puede hacerlo sin acudir al alcohol”, aclaró.
También hizo un curso de bartender sin alcohol, donde adquirió los conocimientos que hoy comparte en sus plataformas.
En Chile el alcohol es romantizado y existe poca educación al respecto. Esto se demuestra cuando escuchamos frases como “el que no toma es fome” o “el que no toma es raro”, y generalmente las personas comienzan a beber por presión social. “Todos partimos tomando por lo mismo. Porque me obligué a tomar, no porque de verdad me gustara”, aseguró Manuela.
Pues no existen limites. Manuela dice que tendemos a querer apagar nuestras emociones. “Si me da vergüenza, tomaré para no tenerla. Si estoy triste, tomaré para no estarlo. Las emociones por algo existen y está bien, y significa que nuestro cuerpo está alerta por algo”.
Manuela comenta que las nuevas generaciones están más cercanas a cuestionar el consumo de alcohol, juzgan menos y están más abiertos. En cambio, la gente de su edad se siente identificada con lo que ella vivió y los más viejos son más cerrados.
Suceden cosas que se podrían evitar si tuviéramos control sobre el consumo de alcohol, pues el no tenerlo afecta negativamente en todo lo que engloba reuniones sociales mediante la vergüenza o la violencia. “Estuve a tiempo de no quedarme sola, como debe ocurrir en muchos casos. Y para las personas que aún no pueden percatarse del daño, apagar la tele es la primera alerta”, afirmó Manuela.