Por Trinidad Hagelin y Valentina Sepúlveda
La carrera presidencial de Estados Unidos no sólo tiene repercusiones en su propio territorio, sino que también impacta a nivel global. En Chile y América Latina, la posible elección de Donald Trump o Kamala Harris como próximo presidente de la potencia mundial plantea escenarios de alto contraste que podrían afectar en diferentes áreas como la migración, el comercio y las relaciones diplomáticas en la región.
Si Trump regresara a la Casa Blanca, su enfoque sobre migración y seguridad fronteriza podría endurecerse aún más. La investigadora especialista en seguridad, crimen organizado y narcotráfico, Pilar Lizana, menciona que América Latina es de importancia para Estados Unidos por el fenómeno migratorio y la percepción de que este ha venido acompañado del crimen organizado. Trump es partidario de políticas de control migratorio rígido y en su administración anterior promovió la construcción de un muro en la frontera con México y un sistema de deportaciones que separó a padres e hijos de migrantes ilegales. El regreso a políticas de «tolerancia cero» afectaría a las familias latinas en Estados Unidos y reduciría el envío de remesas a países como México, Honduras y El Salvador, muy dependientes de estos ingresos. Además, el control migratorio también golpearía a aquellos inmigrantes latinoamericanos que sueñan con establecerse en EE.UU.
Frontera sur crítica
“La frontera con México es un gran problema, por ahí no solo circula migración irregular, sino que hay mucha criminalidad organizada, contrabando y narcotráfico. Entonces, lo que podríamos esperar es que de todas maneras la frontera sur sea un tema prioritario en las políticas de cualquiera de los dos candidatos, ya que es el tema de criminalidad que está empujando a los latinoamericanos a emigrar hacia Estados Unidos”, reafirma Lizana.
En términos comerciales, el candidato republicano busca implementar un arancel del 10% a las importaciones, uno del 60% para los productos de China y el lunes pasado amenazó a México con hasta el 100% si no frena la migración. Este enfoque nacionalista podría limitar las exportaciones de América Latina afectando de forma importante a países como Chile, uno de los principales exportadores de cobre, frutas y vinos hacia el mercado estadounidense. Asimismo, la postura aislacionista de Trump disminuiría la cooperación en temas ambientales y de desarrollo social, lo que apartaría a EE.UU. de acuerdos multilaterales y debilitaría el apoyo para iniciativas globales en la región.
Otro enfoque
Por otro lado, una victoria de Kamala Harris promete un enfoque más inclusivo y cooperativo. Ha defendido una reforma migratoria que incluya un camino hacia la ciudadanía para millones de inmigrantes indocumentados, una postura que podría beneficiar a la comunidad latina en EE.UU. Su enfoque también podría reducir las deportaciones, lo que permitiría estabilizar las remesas que reciben muchas familias latinoamericanas. El plan de Harris para crear una «economía de oportunidades» se alinea con sus compromisos de fortalecimiento de la clase media, sin imponer aranceles radicales. Esto podría significar una relación comercial más estable con América Latina.
En materia de política exterior, Trump ha manifestado su preferencia por la independencia económica y la reducción de acuerdos multilaterales, una estrategia que aisla a EE.UU. y permite que otros actores, como China y Rusia, amplíen su influencia en la región. En cambio, Harris defiende la importancia de mantener alianzas globales, lo que permitiría a EE.UU. continuar como socio estratégico de América Latina.
La elección de Trump o Harris representa dos caminos distintos para América Latina. Mientras Trump sugiere un enfoque más restrictivo y nacionalista, Harris plantea una visión de colaboración y progreso en áreas clave. Para los países de América Latina, los resultados de esta elección podrían definir el curso de sus relaciones diplomáticas, su estabilidad económica y el futuro de millones de familias migrantes en Estados Unidos.