Por Mati Pérez y Andrea Morales
Junto con la elección de presidente y la renovación total de la Cámara de Representantes (435 escaños) este martes los estadounidenses eligen un tercio del Senado (34 escaños) cuyos resultados son determinantes, pues independientemente de quien que gane la Casa Blanca, la composición del congreso incide directamente en la gobernabilidad de la superpotencia.
¿Quién controlará el Senado?
La cámara alta está encuentra empatada en 50 escaños, que incluyen a independientes que se sumaron a los demócratas. La vicepresidente Kamala Harris cumple el papel del desempate en su posición de presidenta del Senado, por lo que en el presente los demócratas controlan el Senado, y es precisamente esto lo que corre peligro en esta elección.
Según los sondeos de la encuestadora FiveThirtyEight existe un 88% de probabilidades de que el Senado pase a control republicano, y un 51% de que la cámara de representantes sea también republicana. Si estos pronósticos se concretaran, de ganar Kamala Harris quedaría en una posición muy comprometida para dar gobernabilidad, y si triunfa Donald Trump, tendría las manos libres para aplicar incluso las políticas públicas más extremas de su programa y promesas.
Relevancia del Senado
El control del Senado es fundamental para el manejo legislativo. La institucionalidad estadounidense establece varios mecanismos desde donde se controla el poder de la presidencia y se la fiscaliza, por lo que tener el control de las cámaras es esencial para el desarrollo del programa de gobierno, Fernando Wilson, doctor en Historia y académico, asegura: “el control de ellas es crítico no sólo para pasar leyes, sino también para la dirección de política exterior y defensa”.
Las cartas están echadas y es probable que los resultados de la presidencia se demoren incluso semanas y no se puede asegurar ninguna victoria, pero lo que sí se puede anticipar es que quien gane la elección enfrentará a un país y un Senado profundamente polarizado.