Rusia se comprometió esta semana a una reducción de la escalada de ataques en Kiev y Chernígov, como parte de una negociación con el gobierno de Volodymyr Zelenskyy en Estambul, la capital de Turquía. Esta situación surgió como una manera de buscar una salida al conflicto que inició el 24 de febrero de este año y que sin más preámbulo ha causado la muerte de 500 soldados al día, según cifras que entregó la OTAN.
Un fenómeno que parecía ser esperanzador para los ucranianos, pero en que a pesar de las conversaciones entre ambos bandos, Vladimir Putin parece tener un escenario claro: continuar con la ofensiva.
Por Catalina Riesle