Por Nicolás Espinoza
En la polémica sobre la plataforma continental que durante estos días han protagonizado autoridades de Chile y Argentina, entre ellos los cancilleres de ambos países y este viernes el presidente Sebastián Piñera, se debaten temas muy relevantes, que tienen impacto en la soberanía austral y proyecciones antárticas, planteó a Cooler el doctor en Historia, magíster en Ciencia Política y profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez, Fernando Wilson.
La polémica resurgió luego que el gobierno de Chile actualizara la carta N° 8, en donde se establecen los límites de las aguas australes. En una entrevista con este medio, el profesor Wilson explicó la trascendencia de este debate por sus proyecciones. Cabe recordar que en esta polémica con las autoridades, las autoridades de Chile han recibido el apoyo de los líderes opositores, que asumieron una posición de Estado, a pesar que las candidaturas presidenciales están desplegadas. El académico resaltó que en su historia con Argentina, Chile ha perdido más territorio del que ha ganado, al criticar las palabras del ministro de Relaciones Exteriores del país vecino, Felipe Solá, quien planteó que Chile tiene una “política expansionista”.
– ¿Por qué este debate tiene importancia y qué está en juego en esta demarcación de la plataforma continental?
– El debate es importante porque define no solo la soberanía de la zona austral o derechos económicos, en el caso de la zona económica exclusiva y plataforma continental, sino que define las proyecciones antárticas. Argentina tiene históricamente el problema de que el Tratado de 1881, al entregar a Chile la soberanía sobre las islas y archipiélagos al sur del canal Beagle, no puede Argentina justificar una proyección antártica que Chile sí puede hacer, más aún con los estudios oceanográficos avanzados que permite el buque Cabo de Hornos.
“Chile tiene una política de conservación territorial”
- ¿Cree usted que Chile tiene una política “expansionista” como dijo el canciller argentino?
- Chile no tiene una política expansionista y la mejor demostración para eso ha sido por ejemplo, la aceptación que tuvo el país en el fallo de La Haya respecto a la delimitación marítima con el Perú [a pesar de que perdió parte del mar territorial. N. de la R.]. Desde el 1930 Chile tiene una política de conservación territorial, a partir del tratado de las convenciones de Lima de 1929 con el Perú, que resolvió el problema de Tacna y Arica. Chile en general ha cedido territorio mas que ha ganado, demostrando una aceptación al sistema jurídico internacional y multilateral. Es difícil sostener esa tesis [de la expansión] desde una plataforma empírica.
- ¿Cómo han ido evolucionando las relaciones entre ambos países, luego de que el conflicto llegara a su punto de mayor intensidad en 1977?
- Las relaciones entre ambos países mejoraron el año 1984 con el Tratado de Paz y Amistad y, sobre todo, en la administración del presidente Carlos Saul Menem (1989-1999), el único peronista o justicialista que tenía una visión integrativa con Chile. En general, las relaciones han sido malas desde que los Kirchner han gobernado Argentina, porque proviniendo desde el sur, han tenido una posición bastante hostil, que se refrendó cuando eran, respectivamente, gobernador de Santa Cruz y senador federal, y bloquearon el acuerdo político para la resolución de Campos de Hielo Sur.
Sorpresiva reacción de opositores argentinos
- ¿Qué repercusión podría tener esta controversia en la relación entre ambos países?
- Estos son procesos muy largos en los que Argentina toma un periodo relativamente extenso de tiempo, de entre cinco y diez años en definir una plataforma jurídica que, normalmente, no tiene una base muy ordenada. Recordemos su declaración de “insubsanablemente nulo”, respecto del laudo arbitral británico en 1977 [en la controversia con Argentina por la soberanía de las islas Picton, Nueva y Lennox, en el canal Beagle, que finalmente resolvió a favor de Chile una mediación papal]. En ese caso, ellos construyen esta plataforma y luego presionaban amparados en su superioridad en términos de su poder nacional, ya sea económico, militar e inserción internacional sobre Chile.
“En el actual caso, se da la paradoja de que Chile responde y define en el mismo sentido, y de la misma manera, Argentina se encuentra en una posición de equivalencia o inferioridad militar respecto a Chile, lo cual no les entrega el argumento de la fuerza, que es parte de lo que han sido alguna de las manifestaciones, sobre todo en redes sociales, de frustración que se ha notado en algunos sectores de la sociedad argentina, y probablemente lleva una reacción bastante más prudente que se ha mantenido desde la cancillería argentina”.
“Lo que sí es sorpresivo, es la reacción del pacto opositor al régimen kirchnerista, que se expresó en el sentido de que Chile tiene razón. Eso es un quiebre en la opinión pública argentina que, se explica por lo que ellos llaman ‘la grieta’, es decir, el profundo antagonismo ideológico que surgió entre el gobierno y la oposición. Esto representa un caso particularmente extraño en términos de que normalmente el crecimiento territorial argentino hacia el sur concitaba un apoyo transversal bastante fuerte. No descartaría que el presidente Alberto Fernández hubiera buscado utilizar una herramienta en ese sentido, para cubrir el escándalo del famoso Olivogate de la fiesta en cuarentena y que, sin embargo, le explotó en la cara y que, por el mismo motivo, Mauricio Macri y el pacto opositor esté asumiendo una postura antagónica. Podemos ver por primera vez una Argentina confundida , básicamente porque por primera vez no tiene la iniciativa en el proceso”.
- ¿Se puede interpretar que esto sería una “distracción” a los problemas internos que atraviesa el gobierno con un problema externo?
- No creo que esto sea una distracción ni en Chile ni en Argentina. Obedece más bien a procesos de muy larga duración en términos políticos. Comienza en el año 2009, con la primera reacción chilena frente a la declaración de Argentina, continúa en 2016 y, en el caso chileno, la respuesta viene preparándose desde 2016, por ejemplo con los estudios oceanográficos. Eso requirió el empleo de recursos especializados: el buque oceanográfico Cabo de Hornos estuvo durante años haciendo los levantamientos australes.