Cercanos a Bachelet definen postulación a la ONU como una carrera cuesta arriba

Por: Agustín García

La eventual candidatura de Michelle Bachelet a la Secretaría General de la ONU era un rumor hasta que, la semana pasada, en el marco del aniversario de los 30 años de la Conferencia Mundial de Beijing, la expresidenta dijo: «Estoy pensando… Quizás voy a ser candidata a la Secretaría General.” Si quiere convertirse en la primera mujer en liderar Naciones Unidas, Bachelet deberá enfrentar un complejo escenario, partiendo por la posición que fije el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Para ser elegida Secretaria General debe contar con la aprobación del Consejo de Seguridad. Este está conformado por 15 miembros, de los cuales 10 son rotativos y 5 son permanentes. Estos últimos tienen poder de veto. Para que el Consejo apruebe la candidatura, se necesitan 9 de los 15 votos favorables, y recién ahí su candidatura podría llegar a la Asamblea General, donde participan los 192 países miembros de la organización.

Francia, Inglaterra, Rusia, Estados Unidos y China son los miembros permanentes, cuyo poder de veto siembra la duda a la hora de respaldar a la expresidenta de Chile en el caso de Washington y Beijing. Su militancia socialista no despierta interés en el gobierno estadounidense, mientras que en China aún incomodan los críticos informes de Bachelet como Alta Comisionado de Derechos Humanos contra Xi Jinping.

Por esta razón, el secretario general del PS, Camilo Escalona, no se entusiasma con la candidatura.

«Yo considero que la candidatura de Bachelet es difícil y puede que no logre salvar el veto de la administración Trump. El gobierno de Trump, en materia internacional, se ha instalado de manera muy rápida y fulminante a la extrema derecha», señala Escalona.

«Además, Bachelet habló de esto y destacó su postulación en una reunión de fundaciones muy vinculadas al Partido Demócrata. Y eso aleja más a Trump. O sea, él es un tipo completamente intolerante. No es que el tipo vaya a pensar en su cabeza: ‘A lo de los Demócratas, les estoy dando el oro aquí, entonces les voy a hacer esta concesión por allá’. No es un tipo que piense así, no es un tipo que piense en equilibrar las cosas. No tiene ningún ánimo de hacerle ninguna concesión a los Demócratas, y creo que menos en este tema».

La reunión a la que se refiere el histórico dirigente es la mencionada recientemente, con motivo de la conmemoración celebrada en Nueva York por los 30 años de la Conferencia de Beijing. En dicha conferencia, 189 países se pusieron de acuerdo para potenciar el empoderamiento femenino y la igualdad de género, valores que se alejan de los mostrados por Trump.

“Yo no me sumaría a la euforia de que pueda ser nombrada, porque esa euforia puede transformarse rápidamente en decepción”, concluyó Escalona.

Por otro lado, Pilar Lizana, académica de la UAI y analista internacional, cree que este poder de veto sería una mala señal, y más bien lo que podría hacer Estados Unidos sería presionar en contra de la candidatura.

“No creo que la vete, aunque de Donald Trump podemos esperar cualquier cosa, pero más bien podría ir por decidir salir de ciertos ámbitos de las Naciones Unidas, como cuando se retiró de la Comisión de Derechos Humanos”, señala Lizana.

Estados Unidos no ha utilizado su poder de veto desde 2006. Sin embargo, en cada candidatura, el apoyo o no apoyo de la potencia estadounidense es muy determinante en la elección.

Pero no solo de Estados Unidos podemos esperar una oposición; también con China existen antecedentes que podrían frenar la candidatura de Michelle Bachelet.

Esto se debe a que, bajo su administración como Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, entre 2018 y 2022, se emitió un informe sobre la situación de los derechos humanos en la región de Xinjiang, donde se han reportado violaciones graves, incluida la represión de la población uigur y otros grupos musulmanes.

El informe fue publicado en agosto de 2022 y destacó los abusos en Xinjiang, como detenciones arbitrarias masivas, trabajo forzoso, tortura y otros actos de abuso contra la población uigur. También mencionó las políticas de «reeducación» implementadas por el gobierno chino, que incluyeron la construcción de centros de detención masiva y la vigilancia extensiva que afecta a las comunidades uigures y otras minorías musulmanas en la región.

El gobierno de Xi Jinping, por su parte, rechazó las conclusiones del informe, calificándolo de «basado en mentiras y desinformación» y defendiendo su política en la cuestionada región como una lucha contra el terrorismo y el extremismo, justificando sus acciones como necesarias para la seguridad nacional.

China no ha utilizado su poder de veto para candidaturas a la Secretaría General, sin embargo, en distintas ocasiones ha hecho fuertes presiones para evitar que salgan electas ciertas personas.

Este caso, para Pilar Lizana, aclara que todo se basará más en los intereses actuales de China que en el pasado reciente: “China está muy interesada en tener una posición internacional, entonces habría que poner en la balanza hasta qué punto un rechazo a la elección de la presidenta Bachelet tiene impacto en sus intereses”.

Desde la cita en Nueva York el 12 de marzo, la presidenta no se ha referido al tema, ni tampoco ha contestado preguntas de la prensa, pero para Pilar “sus intereses deben estar en Naciones Unidas”