Adiós

“Poder decir adiós es crecer” reza el último verso del tema de Cerati. Eso mismo debe hacer la Roja ahora: desprenderse de la esperanza de ir a la Copa del Mundo.

 

Ni un milagro puede sacarnos de este momento tan complejo. Estamos en el sótano de Sudamérica: es la peor campaña de Chile en eliminatorias en la historia. Los números son tan deplorables que superan las presentaciones rumbo a Corea-Japón 2002. 

 

5 puntos de 30. Siete derrotas, dos empates y apenas un triunfo frente a Perú que tiene solo un punto más que nosotros. Estadísticamente quedan opciones. Futbolísticamente, es un KO.

 

No vale la pena pensar en el Mundial si no queda fe ni ganas. 90% de los convocados demostraron no estar a la altura de un desafío brutal. Ya no se trata de un recambio, sino de una limpieza.

 

Chile ha sido humillado por rivales históricamente inferiores. Nuestro fútbol es deprimente, sin ideas, confuso, incapaz de conectar un ataque o si quiera despejar una pelota. El vox populi es el mismo en todas partes: “No jugamos a nada”.

 

Chile se convirtió en la vergüenza del continente.

 

Ha llegado la hora de dejar ir esa chance cada vez más lejana, y adoptar un proceso de renovación, sea o no de la mano de Gareca. La sangre nueva es bienvenida, siempre y cuando se demuestre actitud.

 

Quizás lo único rescatable de esta doble fecha fueron los jóvenes: Cepeda, Tapia, Morales. No brillaron, el contexto no se los permitió, pero dejan la sensación de que deben estar en la próxima nómina.

 

Otros parecieran jugar con la dignidad de la Roja: ¿En qué estaba pensando Palacios? ¿Qué tan incisivo fue Dávila? ¿Maripán sabrá que es más recordado por sus errores que por su rendimiento? ¿Hasta cuándo tendremos que seguir viendo a Pulgar de titular? Como estos hay varios nombres que deben desaparecer, intentar aprovechar esos cupos para quienes de verdad se vean en condiciones de mojar la camiseta.

 

La fe está sumamente agrietada. Al Tigre le resta una sola bala contra Perú. Si no gana, el tiro le saldrá por la culata. El realismo es más importante que nunca. Los discursos genéricos deben desaparecer. Urge la necesidad de una autocrítica que diga las cosas de frente.

 

Hasta ahora no se sabe si Gareca seguirá en la banca. Sea cual sea la decisión, mucha injerencia no tendrá en el presente de la Roja, si ya más bajo no podemos caer.

 

La ANFP se transformó en un laberinto donde las soluciones escasean y el presidente brilla por su ausencia.

La pregunta que ahora pesa es ¿saldremos de esta miseria? Complicado. Ahora mismo, todo luce muy complicado. 

 

En noviembre se dará el dictamen final para un conjunto que se aferra a una obra divina, buscando cumplir una misión imposible. Sin embargo, antes se deben borrar los vestigios de una generación que no volverá a nacer.