Manuela Iturrieta: «Mi meta es hacer cool el no tomar»

Por Antonia Mendoza

Si conociste a Manuela Iturrieta hace más de cuatro años y, no la has vuelto a ver… déjame decirte que, en realidad, ya no la conoces.

Manuela, en redes sociales @zonalibredealcohol, reconoció a los 26 años que tenía una relación problemática con el alcohol. Decidió buscar ayuda profesional y enfrentó sus demonios más profundos, sin proponérselo, dejó el alcohol y ya lleva casi cinco años sin tomar.

Ella nació y creció en Los Ángeles Biobío, ciudad donde, probablemente, bajoneó completos a altas horas de la madrugada en algún local de comida chatarra, de esos que abren 24/7, al que los borrachos llegan atraídos como avispas con la carne. Buscan satisfacer a sus estómagos que, durante horas, solo han sido intoxicados con mezclas que, de solo mencionar, dan arcadas.

Hoy tiene 31 años y me espera entusiasta un viernes 24 de mayo —detalle importante: es el día del completo y la “Manu” no piensa perdérselo— con la mesa puesta y lista para almorzar veggiepletos (con mucho chucrut) en su departamento ubicado en Las Condes.

¿Cómo nace la “Zona Libre de Alcohol?

—En el momento en que dejé de tomar estaba desconectada conmigo misma… Ni siquiera sabía qué quería, ni cuáles eran mis límites. Básicamente no me conocía. Y odiaba a esa persona.

Zona Libre de Alcohol nació para mostrar la parte positiva de no beber alcohol. No castigando a esa Manuela borracha, esa Manuela que se mandó cagás. Es mucho más desde el lado de lo bueno, el ‘¿Sabes qué? Esto me ha traído muchos beneficios, me ha hecho muy bien’.

¿Cuáles son esos beneficios?

— Cuando tomaba dejaba de hacer las cosas que me apasionan, en mi caso es el deporte. Antes dejaba de practicarlo, muchas veces por estar con caña. Cuando dejé de tomar, empecé a conocerme, a buscar mis límites y a encantarme conmigo misma otra vez.

Para mí, ese es el principal beneficio —de los muchos que hay—, me siento bien, llena, hago cosas que acordes a mí.

Lo más importante es el haberme conocido, es lo que me quedó.

Los hábitos de la Manu, hasta principios del 2020, eran propios de una persona con aspecto avejentado: ojeras profundas, dientes amarillos y de piel oscura y seca. Sin embargo, sus penetrantes ojos verdes, piel morena hidratada y pelo negro desordenado no lo demuestran y, mucho menos su estilo de vida porque, después de almorzar, se va a entrenar con su primo.

Nos preparamos los completos mientras me cuenta su proceso a desintoxicarse: empezó con terapia y, lo que se suponía serían tres meses sin una sola gota de alcohol, se transformaron en años. Así nació su blog sobre este desafío personal y que hoy es su trabajo.

Son las mismas historias que cuenta junto a su amiga Maca Ambiado en el Podcast “Desafiando el vaso”.

 

Comunidad y negocio

¿Qué es Barra Zero?

—Es una botillería sin alcohol, donde vendo todas las cosas que existen en el mercado con alcohol, pero sin alcohol. También trabajamos con su versión móvil que es la que va a matrimonios, hace talleres y que encuentras en festivales. Eso es la Barra Zero.

En su cuenta de Instagram hay miles de recetas creadas por la mismísima Manuela Iturrieta. Partió subiendo recetas el 2020. Reflexiona: “Hoy día las veo y en verdad son súper caseras” —ríe y, como si fuera una mala idea, explica una de ellas— “Jugo de limón, endulzante y bebida… ¡Un mocktail! Jajaja”.

Ella es espontánea, como su pinta de casa y el almuerzo que preparó. Desde que dejó de tomar, estaba consciente y pendiente de que las bebidas no alcohólicas existían en algunos países, lejos de la cultura chilena donde el vino y el pisco se toman como agua.

“Afuera se hablaba mucho más de los mocktails y, en eso, se me ocurrió hacer el desafío: Marzo Sin Alcohol”, dice.

Ya van varios años de este desafío, incluso lo ha replicado en otros meses con éxito. Son cientos de seguidores los que suman mientras Manuela los inspira en su perfil con recetas variadas y opciones de panoramas y actividades libres de alcohol.

—Partí el desafío en el 2021 y me dije: ‘Ya, para esto yo voy a ofrecerle a la gente estos alcoholes que no son alcoholes’. Y empecé a buscar qué había en el mercado para armar unos packs donde ellos se pudieran hacer sus mocktails, que yo había inventado, y ayudarlos con este desafío.

Entonces empezó a vender y así, comenzó el negocio.

 
 
 
 
 
Ver esta publicación en Instagram
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Una publicación compartida por Manu de ZonaLibredeAlcohol💥 (@zonalibredealcohol)

Mientras me cuenta, algunas cosas alrededor despiertan mi curiosidad.

El living comedor está en un ambiente separado del el resto del inmueble por una puerta con marcos de madera y vidrio. Los rectángulos limpios y transparentes de la puerta izquierda están tiernamente decorados con dibujos verdes y rosados que hicieron sus sobrinos chicos, Emilia y Raimundo.

Detrás de la mesa hay un aro de luz, algunas cajas y varios rollos de stickers con el logo «Barra Zero». A la izquierda un mueble con repisas lleno libros de coctelería —y obviamente el de su autoría “Hola Mocktails”— dispuestos entre infusiones, rodajas de fruta deshidratada, una coctelera y, por sobre todas las cosas, cristalería: montones de vasos, copas, y alguna que otra jarra, todas diferentes, pulcras y elegantes. Cada una pensada únicamente para la experiencia del mocktail.

Es el armónico desorden en el que convergen el hogar y el emprendimiento.

Los productos que vende en la página web de Barra Zero son variados (y, wow, ha evolucionado mucho). Encuentras desde los siropes y las tónicas hasta las versiones alcohol free de champañas, cervezas, gin, vino, ¡Incluso una especie de Aperol! Hay de todo para hacer unas mezclas exóticas en una exquisita y, literalmente sobria, experiencia.

“Mi meta es hacer cool el no tomar”

En plena pandemia partiste con el contenido para “Marzo sin Alcohol” ¿Cómo lo hiciste?

—Empecé a hacer transmisiones en vivo con gente, y se me acercó una bartender, Nadine, ella es directora de Bar Academy —hoy es mi amiga y gurú de la coctelería— y me dijo: ‘Hagamos un live, yo hago mocktails, y te enseño’.

Manuela aprendió. Desde la academia la ayudaron con talleres personalizados y pronto hizo un máster en coctelería sin alcohol. “Así he ido evolucionando y hoy día soy la profesora del curso sin alcohol en Bar Academy”, cuenta.

¿Qué piensas cuando creas un mocktail?

—Me inspiro en distintas cosas, por ejemplo, cuando uno está resfriado. De hecho, existe esta línea de mindfulll mocktails que, además de entretenidos, te ayudan con algo para la salud.

Ahora estoy haciendo preparaciones por signo zodiacal, entonces busco el signo —no te voy a mentir que a veces me apoyo en Inteligencia Artificial—, cómo es su personalidad, con qué combina, colores, sabores y todo eso.

¿Qué destacas de un mocktail por sobre otras bebidas?

—No es solamente el sabor rico, sino que es una experiencia porque viene en un vaso ideal para esa preparación. Quizás es batido, tiene una espumita, tal vez viene con humo, o un hielito de color… Al final, vives una experiencia tomándolo, no es simplemente un agua con gas y una rodaja de pomelo.

Trabajamos con especias y fermentados y eso lo diferencia de cualquier bebida. Como bartenders pensamos en cómo se combinan los sabores que escogemos para cada preparación de modo que den como resultado algo agradable de tomar, además de una experiencia.

La mocktelería se basa en la coctelería, entonces es reversionar recetas que ya existen —con alcohol — y a mí me encanta reversionarlas al mundo sin alcohol… Y cómo la gente se sorprende cuando les dices que es sin alcohol.

¿De verdad pasa eso?

—Me pasó en el Festival Ñam a principios de año —durante dos días de marzo, la barra móvil estuvo en el festival de gastronomía más grande de Chile en el Parque Santa Rosa de Apoquindo—. Estuvimos entregando mocktails y una persona me dijo como: ‘Ya, este es el último que me tomo porque si no me voy a ir borracha’. Y yo: ‘Amiga, es barra cero alcohol… no tiene alcohol’. Pero ella me insistía: ‘Es que imposible, sí tiene… yo me siento curada’.

Para mí, eso es un excelente piropo.

“Soy referente del sin alcohol”

Una barra sin alcohol es una excelente alternativa para eventos en distintos horarios y diversos públicos. Manuela tarda un segundo para reflexionar sobre el consumo responsable. Últimamente la han invitado a varias charlas en colegios como referente por la prevención.

“Hay miles de personas que simplemente no deberían consumir, porque tienen enfermedades, las operaron de algo o por distintas razones y en eso, caen mucho las embarazadas y lactantes que son, yo creo, el 50 % de mis Instagram”.

¿Tu armas la barra en los eventos?

—Sí, la mandé a hacer para que cupiera en mi auto. Así soy autónoma para donde sea que me toque ir y llevo todas las cositas sin alcohol que tengo. Además llevo un menú preparado dependiendo de cada ocasión y las personas que vayan.

Mientras me cuenta sobre su participación en distintos eventos y festivales advierte algo:

—Creo que soy referente… —comienza a formular la idea, pero inmediatamente se corrige y reformula la frase—, creo no: Sí, soy referente absoluta en términos del no alcohol y eso hace que me busquen bastante para este tipo de eventos.

¿Qué recomiendas para pasarlo bien en los momentos que conviven quienes toman y quienes no?

—Al menos para mí, que soy full pila y me gusta hacer cosas, me encantan los juegos de mesa. Es la ocasión perfecta para que lo pase bien la gente que toma y la que no. Además, para los que no tomamos, es demasiado entretenido. Y si es para un #Domingosincaña, recomiendo hacer actividad física como salir a caminar, subir cerros, hacer picnic y recorrer, descubrir la ciudad. Ese tipo de cosas son muy entretenidas.

Me devuelvo con la guatita llena y el corazón contento por haber compartido con Manu, una mujer segura de sí misma, que irradia algo acogedor con su sonrisa, y con la satisfacción no solo de haber pasado un buen rato, sino también de haber celebrado un día que apenas me enteré que existía, celebré al completo.