De Neverkusen a Neverlusen

119 años tuvieron que pasar para que el Bayer Leverkusen se coronase campeón de la Bundesliga por primera vez en su historia. Un gran logro para un equipo que fue el hazmerreír del fútbol alemán por su mala suerte y pocas coronas.

Por Fernando Ríos Ramírez

Durante más de una década, el Bayern Múnich dominó Alemania. Una hegemonía que rompió récords, entre ellos el de mayor número de campeonatos consecutivos. Parecía que la racha iba a perdurar mucho tiempo más. Sin embargo, en un giro inesperado, otro equipo se coló en su trono y les arrebató la corona. Su nombre: Bayer Leverkusen.

Tras el triunfo ante el Werder Bremen, la alegría se mezcló con un historial de fracasos, en que estuvieron a un centímetro de la gloria. Llegó a ser objeto de burla entre fanáticos del balompié germano. ¿Qué tan importante es este título para las “Aspirinas”? He aquí la crónica de un club perseverante que, por fin, tocó el cielo.

Cimientos enredosos

“Todo empezó con una carta”. Así cuenta los inicios del club el sitio web del monarca. En 1903, Wilhelm Hauschild y August Kuhlmann solicitaron a la farmacéutica Bayer la creación de una filial de gimnasia en Leverkusen. Entonces, ningún club estaba registrado en la Federación Alemana de Gimnasia, por lo que el dúo buscó su reconocimiento y creación.

Presentaron la petición a la directiva de la empresa y fue un éxito: 170 hombres firmaron la iniciativa. Ya aprobada, se inició la construcción de un gimnasio y campo de juego. El 1 de julio de 1904 se fundó bajo el nombre de Turn-und Spielverein derfarbenfabriken vorm. Friedrich Bayer & Co. In Leverkusen. Más tarde, se simplificó a TuS 04.

El rol femenino fue pieza clave que llevó a la fundación el club que hoy conocemos. En la industria farmacéutica era común ver mujeres trabajando, con jornadas de hasta diez horas diarias. Dentro de los planes originales de la planta lucía ese gimnasio para que las mujeres pudiesen realizar actividad física.

El deporte captaba entonces poca atención del público masculino. Un grupo de 16 hombres acordó la creación de la rama futbolística el 1 de junio de 1907. Una de las condiciones para dicha invención fue que los futbolistas debían participar de los entrenamientos de gimnasia por las noches.

En 1928 se formaron dos asociaciones dentro de la institución: la Sportvereinigung (SV) Bayer 04 Leverkusen, que incluyó a jugadores de balonmano y atletas, mientras que los gimnastas conservaron el nombre del TuS Bayer 04 Leverkusen.

El equipo de gimnastas vistió de azul y amarillo, mientras que el SV usó el rojo y negro, que siguen utilizando actualmente. Este último conjunto disputó la cuarta y tercera categoría, consiguiendo el ascenso a segunda división en 1936, año en que también inauguraron la cruz “Bayer” como símbolo del club.

Por varios años, esta filial fue la principal de Leverkusen. En 1951 participó por primera vez en una liga superior: la Oberliga Oeste, una predecesora de la Bundesliga. Se mantuvo en esa división hasta 1956, cuando descendieron. Tras una turbulenta iniciación, las “Aspirinas” se configuraron poco a poco para consolidarse como un elenco profesional en el fútbol teutón.

Los primeros éxitos

A fines de la década de los años sesenta, el SV Bayer 04 Leverkusen se coronó campeón de su división, pero no ascendió. Tras altibajos, en 1973 volvió a la Primera B alemana y cuatro años después consiguió disputar su primera Bundesliga en la temporada 1979-80.

Enfrentó a rivales de gran nivel, como Bayern Múnich, Schalke 04 y Hamburgo SV, monarca de esos años. Hubo nuevas modificaciones a su nombre. Las dos mitades del club se unieron para formar el TSV Bayer 04 Leverkusen e. V., y adoptaron los colores rojo y blanco.

Un año particular para el equipo fue 1985. Comandados por Erich Ribbeck fueron sextos y ganaron un puesto en la Copa de la UEFA, su primer torneo internacional. Lo consiguieron, en gran parte, gracias a jugadores como Cha Bum-kun, máximo goleador asiático en la Bundesliga y el primer surcoreano en disputar el campeonato.

Alcanzaron la gloria en 1988, al ganar la Copa de la UEFA. Fue uno de los capítulos más dramáticos para el conjunto rojinegro. En la ida cayeron 3-0 contra el Espanyol, dejando la serie prácticamente cerrada. Consiguieron la revancha por el mismo resultado, estirando la definición a penales. Tras fallar el primer lanzamiento, dieron vuelta la llave, bajando su primera y única estrella continental hasta ahora.

Ese mismo año, Reiner Calmund se convirtió en el director general. Es considerado uno de los fichajes más relevantes porque dirigió al club 15 años. La adquisición de jugadores clave y la astucia de Calmund fueron decisivas.

A inicios de los noventa, importantes nombres llegan al BayArena: Andreas Thom, Jens Melzig, Jorginho, Pavel Hapal, entre otros. Se sumó Ulf Kirsten, máximo goleador de la Bundesliga en tres oportunidades y artillero récord en la historia de las “Aspirinas”; y Rudi Völler, goleador letal de la selección alemana, parte del plantel campeón del mundo en 1990.

En 1993 conquistó su segundo título al ganar al equipo amateur de Hertha Berlín en la final de la DFB-Pokal. Tres temporadas después lucharon al borde del abismo para mantenerse en la categoría. A este episodio le sucedió una revolución en la plantilla con el arribo de figuras como Zé Roberto, Lúcio y Michael Ballack.

El equipo era poderoso y temido, pero una razón u otra, los trofeos le fueron esquivos por mucho tiempo.

“Es increíble, pero no se me da”

Así se despidió Messi de la selección argentina tras perder su tercera final consecutiva vistiendo la 10 albiceleste. La hinchada del Leverkusen tuvo una frustración similar entre 1997 y 2002: cuatro veces fueron segundos en ese intervalo. Pero lo peor estaba por venir.

Al club lo apodaron “Vicekusen” tras la seguidilla de segundos puestos. El 2000 estuvieron a un paso de la Bundes. Enfrentaron al SpVgg Unterhaching en la última fecha. Con un empate eran campeones. Pero un autogol de Ballack y la victoria del Bayern Múnich los dejó con las manos vacías.

El 2002 fue más desastroso. La temporada fue conocida como el “horror del triplete”. Además de perder la liga, fueron derrotados por el Schalke 04 en la final de la DFB-Pokal y en la final de la Champions League contra el Real Madrid por 2-1. Cinco jugadores del equipo también perdieron la final del mundo en Corea-Japón. Los medios británicos acuñaron el apodo “Neverkusen”, a modo de burla.

Ese año, Zé Roberto y Ballack emigraron al Bayern Múnich. El 2003 pelearon el descenso. Dirigidos por Klaus Augenthaler, se salvaron gracias a un triunfo sobre el FC Nürnberg. El técnico alemán estuvo en la banca hasta principios del 2005, tras registrar el peor inicio liguero en 20 años.

Las “Aspirinas” pasaron por altibajos en la década de los 2000. La temporada 2007-08 fue compleja: no clasificar a la Champions. Tras los malos resultados, los ultras evidenciaron su malestar con el DT Michael Skibbe y quemaron camisetas que lanzaron a la cancha al caer frente al Hertha por 1-2.

Varios estrategas se vistieron el buzo rojinegro: Bruno Labbadia, Sami Hyypiä, Roger Schmidt y el legendario Jupp Heynckes. Lograron triunfos morales con clasificaciones y finales, pero que no un festejo mayor. El grito de auxilio se escuchó hasta España, donde un histórico mediocampista tomó las riendas en octubre de 2022: Xabi Alonso.

El fin de la mufa

El vasco se hizo cargo del Leverkusen en un momento complicado. Estando en puestos de descenso, reemplazó al suizo Gerardo Seoane. La concepción de juego cambió completamente. Cosechó, en sus primeros 27 encuentros, 15 victorias, 5 empates y 7 derrotas, lo que dejó al equipo en sexta ubicación, clasificado para la Europa League.

Los buenos resultados aseguraron su permanencia en el banco. Alonso pudo revolucionar el estilo de juego, facilitado por la llegada de jugadores relevantes. Alejandro Grimaldo, Granit Xhaka, Víctor Boniface, Nathan Tella y Jonas Hofmann son algunos que trascendieron.

Alonso también tenía talento de la casa: Lukás Hrádecký, Piero Hincapié, Jonathan Tah, Odilon Kossounou, Jeremie Frimpong y, por supuesto, la revelación estrella del torneo, el canterano Florian Wirtz. Entre estos hombres y los que llegaron a Leverkusen, en la mente del estratega español se comenzó a gestar un objetivo épico: ganar la Bundesliga invicto.

Comenzaron la temporada venciendo al Leipzig. Después golearon al Borussia Mönchengladbach y Darmstadt 98. A partir de la tercera jornada, sólo perdieron una vez el liderato. En la quinta fecha, Bayern Múnich los superó por diferencia de gol, pero no volvió a la punta en lo que restó de torneo.

El Leverkusen daba exhibiciones admirables. Alonso fue bendecido con la mejor faceta de Frimpong y Grimaldo, laterales sinónimo de polivalentes, una carta segura en defensa y ataque; la confianza del portero Hrádecký; seguridad en la zaga liderada por Tah; control del mediocampo gracias a Xhaka y Wirtz; y la letalidad de Boniface, Tella y Patrick Schick.

Su planteamiento se basó en un juego paciente, que combinó la posesión y el contraataque. Como aprovechó las bandas, el desplazamiento fue cómodo. En retaguardia, la presión constante era la clave del error rival. Poco a poco, el equipo llamó la atención de todos.

Mientras el Borussia Dortmund quedó fuera de competencia, disputaban la liga el Bayer Leverkusen y Bayern Múnich, rivales con historia. En la fecha 21, las “Aspirinas” vencieron inapelablemente a los bávaros 3-0, dando un gran paso hacia la hazaña histórica. Cinco puntos separaban a ambos equipos.

El cuadro de Múnich quedó contra las cuerdas tras caer 2-3 frente al Bochum. Hacia la jornada 28, tenían 13 unidades de diferencia con el Leverkusen. La caída 2-3 con el Heidenheim los dejó en KO. La ‘Meisterschale’ quedó servida en bandeja para las Aspirinas.

Ante un BayArena repleto, enfrentaron al Werder Bremen. Con un empate eran campeones. Salieron a ganar. Sin miramientos, aplastaron 5-0 al conjunto visitante, con un triplete de Wirtz incluido. Tras el pitazo final, la hinchada gritó campeón por primera vez en 119 años, aplacando el mito de “Neverkusen” de una vez por todas.

Llantos de alegría, abrazos, cánticos y hasta una réplica artesanal del trofeo liguero se dejaron ver en el gramado de Leverkusen. Alonso consiguió una proeza formidable: destronar al Bayern Múnich tras once años, invicto en todas las competencias. Los medios ingleses rectificaron el apodo; ahora era “Neverlusen”.

El condimento de la epopeya fue que faltaron cinco fechas para el fin del campeonato, algo poco visto en este tipo de competencias. Por el bando contrario, los bávaros sintieron una amargura tremenda, transitando entre el descontento por el DT Thomas Tuchel y la tristeza por el artillero Harry Kane, quien aún no ha podido dar la vuelta olímpica.

Para más inri, terminaron la temporada regular con estadísticas bañadas en épicas. Múltiples equipos soñaron con quitarle el invicto, pero ninguno pudo. Contando Europa League, Bundes y la Copa Alemana, logaron el empate y/o triunfo durante los minutos finales en diez ocasiones. Llegó un punto en que no se les podía dar por muerto antes del pitazo final.

Alonso, quien confirmó su estadía para la siguiente temporada, no se quedó solamente con el título. Quería terminar la liga invictos, y lo hizo: consiguieron 28 triunfos y seis empates. Con esto se consagraron como el primer equipo en la historia de la Bundesliga en campeonar de manera imbatible, emulando la épica de “Los Invencibles” del Arsenal en 2004.

El verdugo de turno

La máxima de Leverkusen era tratar de convertirse en el primer equipo en la historia en conseguir el triplete internacional de forma invicta, proeza que ni siquiera el Barcelona de Guardiola o el Bayern Múnich de Hans Flick pudieron lograr. La única diferencia era el título mayor: la Europa League.

El torneo naranja, al igual que la Bundes, fue testigo de la mística rojinegra: remontadas, goles al último minuto, etc. Emparejados en el grupo H con el Qarabaǧ (Azerbaiyán), Molde (Noruega) y Häcken (Suecia). Hubo solo un partido que los complicó: fue ante los azeríes en Baku, donde ganaron con un penal en el 94’ de Victor Boniface.

Clasificados directamente a octavos de final, volvieron a verse las caras con el Qarabaǧ. No fue hasta el epílogo (minutos 93’ y 97’) de la vuelta en Alemania donde el artillero Patrick Schick se anotaría con un doblete. El rival en cuartos sería el actual monarca de la Conference League, West Ham United.

Una vez más, los germanos demostraron su habilidad para abrochar los partidos en los minutos finales. En la ida ganaron 2-0 con tantos de Hofmann (83’) y Boniface (91’). La vuelta en Inglaterra terminó en empate 1-1, donde Frimpong diría presente en el marcador en el 89’, salvando nuevamente el invicto. Su siguiente destino: Roma.

En la capital italiana, Leverkusen venció a los locales 2-0. Para la vuelta les bastaba mantener el resultado conseguido en la ida. Dos goles de Leandro Paredes vía penal reavivaron la ilusión de los dirigidos por De Rossi, pero un autogol de Mancini, en adición a otro tanto de Stanišić en el suplementario encaminó a las Aspirinas a su primera final continental desde la temporada 2001/02.

Al frente tuvieron a otro equipo italiano: el Atalanta de Gian Piero Gasperini. Había dejado en el camino al Olympique Marsella y a un candidato para quedarse con la corona, el Liverpool. Sin mucho ruido, La Dea se coló en la definición contra el otro gran favorito que, hasta entonces, ostentaba el récord del equipo con más partidos invictos en el siglo XXI.

La final, disputada el Aviva Stadium de Dublín, fue testigo de un baile inesperado. Los más de 47 mil espectadores presenciaron como el Atalanta dio una cátedra táctica al Bayer Leverkusen. Primó la experiencia de Gasperini sobre la ambición de Alonso. Los italianos vencieron sin apelación alguna al elenco rojinegro 3-0, con un triplete del nigeriano Ademola Lookman, acabando con una racha histórica.

Recibir la medalla de plata fue un golpe bajo para el equipo. No obstante, dieron vuelta la página rápidamente para centrar su atención en la final de la DFB Pokal contra el 1. FC Kaiserslautern. Pese a jugar todo el segundo tiempo con uno menos, un gol tempranero de Granit Xhaka fue suficiente para obtener el doblete nacional: Bundesliga y la Copa.

La temporada del Leverkusen trajo varios logros y posibles incorporaciones. Florian Wirtz fue escogido como el mejor jugador de la Bundesliga en la temporada, mientras que los rumores sobre la llegada de Cristiano Ronaldo a Alemania rondan por BayArena. Poco a poco, Alonso se prepara para afrontar un nuevo reto y agrandar su leyenda: hacer historia en la próxima Champions League 2024/25.