Por Cecilia Ambler
El sábado 25 y domingo 26 de mayo, edificios históricos y emblemáticos se abrieron al público en el Día del Patrimonio Nacional. La fecha pareció ser una pausa para los chilenos, dándoles la oportunidad de salir de la rutina para visitar estos sitios. Pero la expectación era tal, que muchas personas no pudieron ingresar a dichos lugares por las largas filas de espera.
El fenómeno se repite año tras año, ya que la gratuidad del evento atrae a un gran número de visitantes. Esto no hace más que confirmar el interés de la ciudadanía por acceder a más espacios culturales, participar en actividades interesantes y recreativas en sus ciudades y conocer más sobre lugares históricos del país, muchos de los cuales datan del siglo pasado.
Sin embargo, el último Informe Anual 2022 de Estadísticas Culturales del INE (Instituto Nacional de Estadísticas), muestra que, a pesar de que el presupuesto destinado a cultura venía en alza hasta 2021, el 2022 tuvo una variación negativa del -7,5% en comparación con el año anterior. La cifra preocupa. El hecho de que se destinen menos recursos a este ámbito, sin duda obstaculiza la valoración del patrimonio y la conexión con nuestra identidad nacional.
Es urgente ampliar los espacios dedicados a fomentar la cultura en nuestro país, para que las nuevas generaciones desarrollen habilidades que enriquezcan su conocimiento y diferentes intereses que les permitan optar a mejores oportunidades. Esto va más allá de solo visitar lugares históricos, sino que también es importante que se expongan a diversas realidades y culturas para que aprendan a respetar y valorar el patrimonio desde pequeños.
Hoy, preocupa ver noticias sobre menores de edad que usan la inteligencia artificial para alterar imágenes de sus compañeras o que están implicados en delitos como robos violentos. Por lo mismo, es fundamental que existan recursos dedicados a que estos jóvenes reciban una educación que nutra su entendimiento, amplíe su mirada y les haga cuestionarse el porqué de las cosas. Para ello, es esencial que se les brinde el total acceso a espacios culturales e información relacionada desde temprana edad.
Además, al fomentar actividades de este tipo, no sólo los jóvenes, sino también los adultos, pueden aprovechar estos momentos para apreciar la diversidad de Chile y generar consciencia sobre la importancia de respetar la riqueza cultural. En estos espacios existe una gran variedad de influencia de otros países; además de enfoques que contemplan desde la ciencia y la tecnología hasta la economía, el arte, la justicia y muchas otras disciplinas. Así también se derriban barreras de desigualdad, al permitir el acceso a todos los sectores de nuestra sociedad.
Claramente, las largas filas y el limitado acceso que ha habido en esta edición y en las anteriores del Día del Patrimonio Nacional, evidencian la necesidad de ampliar y potenciar la oferta cultural continuamente, no solo en ocasiones como éstas. Las calles de Chile cuentan con tesoros históricos y artísticos que merecen mayor atención y accesibilidad, ya que, con frecuencia, la arquitectura, el arte, la expresión y la cultura pasan desapercibidos para los transeúntes. Si se visibilizara más esta faceta en lugar de restringirla a solo dos días al año, estos espacios serían más cuidados, respetados y reconocidos.