¿Hezbolá en Chile?: las dudas que dejó la potente declaración de Patricia Bullrich

La afirmaciones al otro lado de la cordillera causaron rechazo por parte del ejecutivo chileno, pero también implantaron las posibilidades de que el crimen organizado internacional se esté expandiendo aun más de lo que la seguridad nacional puede estar al tanto. 

Por Antonia Mendoza

Este lunes, la ministra de seguridad en Argentina, Patricia Bullrich, afirmó en un medio del país vecino que el grupo terrorista libanes, Hezbolá, estaría presente en Iquique. La afirmación desató tensión en la relación bilateral y consiguió, además de la indignación por parte del gobierno chileno, que el mismo presidente de la república, Gabriel Boric, levantara una nota de protesta a Bullrich.

¿Qué es una nota de protesta?

Una nota de protesta es un tipo de correspondencia diplomática y, según relata el libro La Función Diplomática de Eduardo Jara Roncati; «Resulta obvia la importancia que ésta reviste (nota), desde el momento en que a través de ella se desarrollan las relaciones y las negociaciones entre los países y se informa a su propio país de cuanto ocurra en aquel donde la Misión está acreditada».

Mientras que, Óscar Hernández, en una columna de opinión publicada en el periódico online El Nacional, describe: “Esta herramienta comunicacional de la diplomacia que puede presentarse como nota verbal o firmada, dependiendo de la rigidez con la que se quiera enviar el mensaje de desagrado o disconformidad a otro país por alguna conducta, actuación o declaración, busca que el país “transgresor” repare o modifique su conducta. También puede anunciarse una medida de retaliación o una advertencia si el hecho que la motiva así lo requiere”.

Antecedentes

En Chile, el 2019 Alejandro Salas, Investigador de El Centro de Investigación y Estudios Estratégicos (CIEE) publicó una columna en la Academia Nacional De Estudios Políticos Y Estratégicos (ANEPE),  en la que explicó que: “cuando en Latinoamérica se habla de terrorismo islámico, de inmediato surge Hezbollah (Partido de Dios), cuya presencia es evidente en Venezuela y en la triple frontera de Brasil, Argentina y Paraguay, a 1.700 kilómetros de Iquique en línea recta”.

Para los argentinos, seguramente es suficiente el atentado a la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) que ocurrió en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 1994 y, cinco años después, la misteriosa muerte del fiscal Alberto Nisman -horas antes de declarar- que llevaba la causa.

Sin embargo, y a pesar de que se rumorea bastante, no existe información pública y oficial que pueda comprobar la extensión en latinoamérica de Hezbolá.

 

¿Se trataría todo esto de una estrategia por parte de Argentina para sembrar el miedo?

Para responder esta pregunta, Cooler se contactó con Cyntia Páez Otey, periodista y especialista en comunicación estratégica política, defensa, RRII y ciberseguridad.

“Me parece que están usando esto de manera interna para reforzar justamente la compra y la inversión en armas, en desmedro de las cuestiones sociales; porque para eso no hay plata” declara Otey.

La relación que mantiene Chile con Argentina es bilateral. Esto quiere decir que, en una relación directa entre las naciones, existe la voluntad de mantener, proteger y cuidar los vínculos que permiten negociar y resolver problemas con un objetivo compartido.

Además de la escalada de tensión por lo que significaron las declaraciones con escasos fundamentos de Bullrich en la prensa argentina el lunes 15, al día siguiente el ministro de Defensa del país trasandino, Luis Petri, firmó un acuerdo de compra de 24 aviones de combate F-16 a Dinamarca.

Por este mismo motivo, también existen mecanismos y canales para la comunicación oficial, como la reunión del Comité Permanente de Seguridad entre Chile y Argentina que se realiza anualmente desde 1995. Hasta el momento, se desconoce la razón de Bullrich para no recurrir a los canales establecidos para alertar sobre un tema que es, por lo menos, delicado y urgente.

La diplomacia tiene arreglo

La otra polémica que surgió de este caso se relaciona con la posible dispar reacción del gobierno frente a Venezuela y Argentina. Esto, luego de que el canciller venezolano asegurase que el Tren de Aragua no existía, y la tardía respuesta de Boric al ejecutivo comandado por Maduro. En cambio, se le respondió de inmediato a la declaración de Bullrich, quien aseguró que el Partido de Dios estaría presente en el norte de nuestro país.

Sin embargo, sobre los dichos de la politóloga y política argentina, Cyntia Páez concluye que: “Las relaciones bilaterales son entre estados, no entre gobiernos. Y no debiese afectar que el gobierno de Millei sea de una tendencia y el de Boric de otra.”

Finalmente, en menos de 24 horas de dimes y diretes que solo lograron extender las tensiones y el miedo a latinoamérica, la ministra de Interior en Chile, Carolina Tohá, dijo que la secretaría de Estado de Javier Millei la habría llamado para retractarse.

El comportamiento de ambas partes reafirma la tesis que Paz Zárate planteó en una rápida conversación con Cooler; “La diplomacia tiene arreglo, el terrorismo, no”.

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