Hace unos días se llevó adelante el tradicional cambio de mando estudiantil en la Universidad Católica. Sabina Orellana, estudiante de Derecho y Actuación, asumió como presidenta de la Federación de Estudiantes de la UC (FEUC) tras una campaña que tuvo de todo, desde declaraciones relativizando la dictadura, hasta amenazas de impugnar las elecciones. La dirigenta estudiantil conversó con Cooler sobre esto y más.
Escrito por Andrés López Awad
La Nueva Acción Universitaria arrasó. El movimiento universitario de la centroizquierda de la Universidad Católica se hizo de 17 de 39 Consejeros Territoriales y ganó en primera vuelta la Consejería Superior y la Federación de Estudiantes. Sabina Orellana -nueva Presidenta- y sus compañeros, lograron mayoría absoluta.
Hubo incertidumbre hasta el último minuto. Porque tras el primer conteo, el movimiento Solidaridad, de derecha, amenazó con impugnar la elección presentando un recurso ante el Tricel por supuestos descuadres en algunas de las mesas. La NAU, que desde 2009 solo no ha sido Federación en dos ocasiones, vio correr peligro el 50,31% de votos obtenido, aunque finalmente, tras el reconteo de la mesa de Astronomía, Física y Matemáticas, se confirmó su triunfo en primera vuelta.
Fueron unas elecciones que estuvieron marcadas por las polémicas declaraciones de la candidata Lucía Uriarte, del Movimiento Gremial, quien aseguró que el estallido social fue «más nefasto» que la dictadura cívico-militar. Para muchos, este hito selló definitivamente la elección a favor de la NAU, luego de que los dichos de Uriarte fueran transversalmente criticados. Hoy Orellana agradece que así haya sido.
—¿Esta elección fue más un triunfo de la NAU o una derrota de la derecha de la UC?
—Es importante reconocer que la NAU lleva un buen tiempo siendo Federación. Por eso en nuestra lectura reconocemos que la UC ha cambiado, ha mejorado. También tratamos de criticar lo justo al gobierno, más aún, si sintonizamos con él, porque por experiencia de años anteriores, con gobiernos afines, a la NAU le cuesta más ganar. Por otra parte, la derecha reunida en el Movimiento Gremial tuvo una derrota importante por varios factores, pero si pudiese mencionar dos, diría que los dichos de Lucía, candidata del MG, que fueron bien lamentables. A mí me conmueve mucho que el estudiantado haya decidido no votar por el Movimiento Gremial por eso. Me alegra que el estudiantado haya dicho que no al negacionismo. En segundo lugar creo que el trabajo de las Consejerías Territoriales de la derecha fue bastante deficiente. El estudiantado y el votante, a diferencia de lo que muchos pueden pensar, yo creo que es muy inteligente.
—Arrasaron en Territoriales, se llevaron la Consejería Superior y la Federación. Básicamente tienen el sartén por el mango. ¿Cómo y para qué planean utilizar esa base social y política que los validó en esta elección?
—Yo creo que todo apunta a nuestro gran lema, que es “ser y hacer universidad”. Hay cuatro generaciones que nunca habían votado de forma presencial, dos generaciones que fueron afectadas muy gravemente por la pandemia y el estallido social, que nos mostró otra faceta de la vida que nadie esperaba. Entonces ahora lo que hay que hacer es volver a tener vida universitaria con todo lo que eso conlleva. Politizar más los espacios, más que invitando al estudiantado a hacer política, llevando la política al estudiantado. Eso actualmente no está pasando. La universidad por supuesto que se aprovechó de eso y ha promovido que seamos muy individualistas, además de coartar la organización colectiva. Entonces, hay que aprovechar que tenemos una gran llegada a los territorios de la UC, para volver a tener esa vida universitaria, que promueva una mayor participación política y nos permita revivir el movimiento estudiantil, que no está muerto, pero sí en una sintonía que no le está haciendo sentido a gran parte del estudiantado.
—Entonces, dado el gran respaldo que consiguieron, ¿en la Confech pretenden ir por todo o irán paso a paso?
—Hay dos aspectos importantes que nos preocupan harto y creemos que desde la Confech se pueden trabajar. Un problema que afecta a los estudiantes de la UC y de todo Chile es el CAE, que cubre ciertos años que no son los que realmente los estudiantes están demorando en sacar las carreras. Esa es una realidad que angustia al estudiantado, que afecta su salud mental e incluso provoca que algunos no puedan seguir estudiando. Estamos por reformar los años de duración del CAE, su condonación y la creación de un nuevo mecanismo de financiamiento. Lo otro tiene que ver con el aumento del costo de la vida, porque hoy en día hay estudiantes que no les alcanza para almorzar o transportarse, por ejemplo, a los centros donde deben hacer sus prácticas. Esperamos poder dar respuesta a nivel UC y luego aumentarlo a nivel macro.
«Es importante reconocer que esta no es la Federación Sabina Orellana. Esta no es la Federación de las personas que la componen, sino que en principio es la Federación del proyecto político de la NAU».
—¿Cuál va a ser tu sello como presidenta?
—Me defino como trabajadora. A mí me gusta mucho esto, lo hago con mucho cariño y amor porque me mueve. Siempre he creído que el problema del otro es mi problema y por tanto no puedo ser ajena al dolor de otras personas. Verán una presidenta que ama lo que hace y que es muy cercana. Me pasó en campaña que gente me decía que todos sus años de universidad, nunca una candidata a la presidencia le había hecho patio. Cercanía que también tiene mi directiva. Eso en parte nos hizo ganar también, que la gente nos conocía por nuestro trabajo. Lo bello está en hacer política desde lo íntimo.
—¿Serán una FEUC oficialista?
—Si bien sintonizamos con el gobierno, no por eso no seremos críticos. Siempre he creído que justamente por eso hay que ser más críticos, obviamente, de manera constructiva. Esta FEUC tendrá una voz autónoma del gobierno y el día de mañana por supuesto que trabajaremos con ellos en materia de educación. Temas en los que tenemos sintonía, como la educación sexual integral, la condonación del CAE, la gratuidad universal no sexista, entre otros. También hay temas más allá de los educativos en los que somos críticos con el gobierno como la seguridad, inmigración y la Araucanía. Críticas que el gobierno ha recibido y, en ese sentido, el Presidente ha sido bien humilde. Por eso como FEUC tenemos proyectos que buscan hacerle frente a esas cosas que la centroizquierda ha dejado más de lado.
«Hay que ser una Federación con tres orejas y una boca. La gente ya no quiere más conversatorios, la gente quiere hacer cosas, quiere construir».
—¿Cuál será el parámetro que usarán para saber cuándo se está colaborando y cuándo se está criticando al gobierno?
—Es importante reconocer que esta no es la Federación Sabina Orellana. Esta no es la Federación de las personas que la componen, sino que en principio es la Federación del proyecto político de la NAU. Todos somos muy NAU. Entonces tenemos las tres corrientes súper marcadas, que son la socialdemocracia, el socialismo democrático y el socialcristianismo. Por ejemplo, la línea del gobierno a veces entra en estas definiciones, pero a veces no. Entonces la línea es el proyecto del NAU. Además somos un movimiento muy democrático, por lo que dudo que todas las decisiones pasen por mí. La directiva es muy diversa. Siempre lo cuento como talla, que aquí hay tres católicos y tres que no, tres vegetarianos y tres que no, tres pololeando y tres que no; hay militantes, exmilitantes o algunos que nunca lo han hecho. Eso nos ha permitido darle movimiento a la centroizquierda universitaria y encontrarnos en nuestras diferencias, lo que yo creo nos ha permitido tener tanto éxito.
—En esa línea, ¿qué rol jugará la FEUC 2023 en la rearticulación del movimiento estudiantil?
—Mi sueño es revivir el movimiento estudiantil. Hay mucha añoranza al 2011 -liderado por nuestros “padres” que hoy están en el gobierno- pero es imposible replicar lo de ese año porque es otra la realidad. Somos centennials, tenemos otra forma de relacionarnos, otras luchas y también han habido cambios. Si queremos revivirlo, creo que lo primero es reconocer que han habido cambios, porque no hacerlo te ciega y no te permite seguir avanzando. Por otra parte, hay que volver a hacer sentido. Que la Confech convoque a una marcha, por ejemplo, por la lucha feminista, la salud mental o el costo de la vida y llegue las personas como antes lo hacían. Por último, creo que faltan espacios de participación. Estoy convencida de que si uno le da el espacio al estudiante, este quiere participar. Hay que ser una Federación con tres orejas y una boca. La gente ya no quiere más conversatorios, la gente quiere hacer cosas, quiere construir.
Sabina Orellana, presidenta FEUC: «Lo bello está en hacer política desde lo íntimo».
—Para el proceso constituyente costó que la NAU se decidiera apoyar al Apruebo. Una vez que lo hicieron llamaron a un “Apruebo autocrítico y reflexivo”. ¿Qué reflexión hicieron?
—Yo era coordinadora general de la NAU y nos demoramos porque yo personalmente no quería que la NAU votara Apruebo porque su sector estaba votando Apruebo. Yo no iba a permitir que la NAU hiciese eso porque creo que es irresponsable. Y la NAU es un movimiento que históricamente ha sido responsable y crítico ante las distintas propuestas de los movimientos sociales, y es así, creo yo, que ha convocado tanto. Entonces, desde la coordinación nos propusimos levantar todo un proceso de discernimiento, de alrededor de un mes, en donde teníamos sesiones constitucionales todas las semanas y a nuestros compañeros militantes les empezó a hacer sentido aprobar. No porque era “lo lógico” dado que aprobaron de entrada. No. Les empezó a hacer sentido de verdad. Entonces el día de mañana si tenían que ir a un debate a defender la opción Apruebo, lo podían hacer bien y con vocación, que era lo que nosotros queríamos. Luego votamos en urna y el Apruebo ganó con un alto porcentaje, que era algo que yo esperaba.
—¿Y la autocrítica?
—Creemos que la Constitución se tomó algunas luchas muy identitarias, y que fue por la cantidad de independientes que hubo. Porque si bien hay muchas luchas con las que podemos estar de acuerdo, algunas fueron muy sectorizadas, y que a Chile no le hicieron sentido. Entonces la autocrítica es hacia nosotros mismos, obvio que tenemos que serlo, si somos parte de la centroizquierda. Decir que esto fue solo culpa de los constituyentes y que nosotros como sector no tuvimos nada que ver, a mí me parece que es lavarse las manos.