El regreso de un grande

Una odisea de 36 años tuvo que atravesar Magallanes para volver a la división de honor. Los pasos por Tercera División y una crisis institucional marcaron su camino para regresar a la gloria.

Por Fernando Ríos

Lo peor para cualquier club es descender a la Segunda División. Lágrimas, frustración, rabia y descontento inundan a una hinchada desamparada, perpleja ante la tristeza de que su equipo, después de dar todo lo humanamente posible, es condenado por los números a perder la categoría.

Varios clubes en nuestro fútbol han pasado por esta tortura. Algunos grandes, como Unión Española, Cobreloa, Santiago Wanderers, o incluso la U y Universidad Católica, transitaron un tiempo por los ‘potreros’. Pero un club histórico sufrió mucho más que un par de temporadas, y solo la semana pasada, después de 36 años, volvió a la división de honor: Deportes Magallanes.

El “cuarto grande”

Durante los primeros campeonatos nacionales, la “Academia” se acostumbró a situarse entre los mejores elencos. Consiguió los títulos amateur de 1908, 1913, 1916 y 1926, contando también el bicampeonato invicto de 1920-1921. El éxito vino acompañado de una grave crisis institucional que motivó a varios jóvenes, entre ellos David Arellano, a emigrar y fundar el club que, irónicamente, convertiría en su clásico rival: Colo Colo.

En la década del treinta, luego de largos trámites para profesionalizar nuestro fútbol por la vía legal, Magallanes y otros siete clubes más tuvieron el privilegio de fundar la Liga Profesional de Santiago (LPS) en 1933, naciendo así a la Primera División que conocemos hoy en día.

El elenco albiceleste ganó la edición inaugural del certamen, pero su éxito perduró mucho más allá. Fueron el primer tricampeón de Chile, al coronarse entre 1933 y 1935. Este hito perduró varias décadas, hasta que los albos igualaron la marca en 1991. 

Después consiguieron dos subcampeonatos seguidos hasta 1938, año en que nuevamente reinaron en el torneo nacional. Fue un campeonato particular, puesto que tenían una plantilla renovada, con José Chamorro y Gastón Osbén a la cabeza. Con 32 goles en doce fechas (2,66 golpes por partido), la dupla encaminó al equipo a su cuarta y última corona hasta ahora.

El ímpetu lo tradujeron en copas internacionales. En 1949 disputaron el extinto Torneo del Pacífico en Ecuador, enfrentando a Aucas de Quito, Barcelona, Emelec (todos ecuatorianos) y Alianza Lima de Perú. Magallanes empató en la cima con los dos últimos elencos ecuatorianos y recibió así la Copa Presidente de la República, siendo así el primer club chileno en salir campeón en el extranjero.

En 1955, la “Academia” realizó una gira por Perú, Ecuador y el norte de Chile. Disputó 16 encuentros, ganó diez, empató tres y perdió en dos ocasiones. Terminó el tour con un 62,5% de rendimiento. Todo era miel sobre hojuelas para los carabeleros, pero esas glorias pronto quedaron relegadas al pasado por sucesos fatales.

Martirio eterno

El inicio de la década de los sesenta significó la perdición para el ‘Manojito de Claveles’. Magallanes descendió por primera vez en su historia, quedando último en la temporada inaugural de 1960. Destellos de grandeza le permitieron regresar a la división de honor en 1962, pero tuvieron mucho menos protagonismo que en su época dorada.

Los años venideros fueron muy irregulares. En 1975 quedaron penúltimos en la tabla y cayeron a Segunda División otra vez. Los ochenta recibieron muy bien a Magallanes, porque nuevamente subió de categoría. Ya instalados en la comuna de San Bernardo, se observa una buena generación de jugadores que dieron cara para devolver al club esas añoranzas de grandeza.

Entre 1981 y 1983, la “albiceleste criolla” sonrió de manera efímera de la mano de su técnico Eugenio Jara. El llamado equipo de ‘Los Comandos’ ganó la liguilla de 1983 que le permitió meterse en la Copa Libertadores por primera y única vez en su historia. Si bien no brillaron, se dieron el gusto de vencer al Bella Vista de Uruguay 1-0 en el mítico Centenario de Montevideo.

Durante ese periodo, Magallanes tuvo en sus filas a destacadas figuras: Ivo Basay, Luis “Chico” Pérez, Adolfo “Gringo” Nef y muchos otros. Todos ellos fueron seleccionados y participaron en diferentes competencias, entre ellas la Copa del Mundo.

Pero llegó el fatídico 1986. Descendieron por tercera vez. Esta vez no fue un malestar pasajero, sino un martirio aparentemente eterno. Desde este año en adelante, las cosas fueron de mal en peor, y sumergido en un vórtice de fracasos, cayeron a la Tercera División. La “Academia” llegó así al final de un pozo que parecía no tener fondo.

Fue un golpe bajo a la institución en todo sentido. La transición de las directivas de Ernesto Esquivel a la de Gonzalo Townsend fue nefasta; el origen de todo esto fue la resta de puntos por ciertas irregularidades que aquejaron al volante Freddy Ferragut, constándole la pérdida de cuatro puntos que, junto con la derrota ante Deportes Puerto Montt, sellaron la caída de Magallanes.

Tras dos años, se revindicaron con el profesionalismo y volvieron a Segunda en 1995. Según recuerda el extimonel del club, Rubén Acuña «fueron durísimos los dos años en Tercera, hicimos de local en el Estadio Municipal de Pedro Aguirre Cerda, nos tocó en la Zona Sur, que era la más difícil”.

Subir no les significó revivir glorias pasadas. Su mejor puesto en las temporadas siguientes fue noveno. Inmersos en la mediocridad, inversionistas privados arribaron al club, siendo acompañados por los resultados más nefastos de sus 109 años de historia hasta entonces. En 2006, el equipo nuevamente cayó a Tercera División.

El Estadio Santiago Bueras se transformó en la sede magallánica en 2008 y dos años después subieron a Segunda. Hasta 2014 ocuparon este recinto, que fue testigo del ascenso a Primera B en 2010. Las campañas siguientes no fueron buenas, pero silenciosamente germinaba un proceso a largo plazo para devolver la gloria perdida al elenco magallánico.

Renacer de las cenizas

2011 fue un año particular para el elenco capitalino. Después de una espectacular campaña, llegaron a la final de la Copa Chile. En ella se dieron el lujo de dejar en el camino a varios equipos de Primera, incluida la U, futura campeona de la Copa Sudamericana ese año. Era la primera final que Magallanes disputaba tras 73 años.

En la ida derrotaron a Universidad Católica 1-0, pero en la vuelta los cruzados lograron revertir el marcador y estiraron la definición a los penales. Magallanes terminó derrotado 4-2 en esa instancia, pero fue un cambio de mentalidad en un equipo que, históricamente, estaba para grandes cosas.

El tiempo transcurría sin que encontraran el momento para explotar, hasta que llegó 2022, año en que todo cambió. Nicolás Núñez comandó a un equipo lleno de experimentados: Felipe Flores, César Cortés, Camilo Gaínza, Albert Acevedo y Nicolás Crovetto entre ellos. En Copa Chile sobrepasaron a Everton, Cobreloa, y finalmente a Huachipato, logrando así llegar a otra final después de once años.

De ganarle a su rival copero, Unión Española, Magallanes clasificaría a Copa Libertadores por segunda vez.

Dominaron gran parte del campeonato, y estuvo entre los dos primeros lugares desde el comienzo. Obtuvieron el récord de once victorias de doce posibles y terminaron la primera ronda del torneo con 16 triunfos y un empate, con un 96% de rendimiento, algo impresionante.

En la segunda vuelta sumaron a Luis Jiménez y Carlos Villanueva, dos grandes aportes para la plantilla. Magallanes empezó perdiendo con Puerto Montt y cayó derrotado por su más cercano perseguidor, Cobreloa. El club norteño no le hizo fácil la tarea a Magallanes y más de una ocasión logró encabezar la tabla de posiciones.

Loínos y albiceleste definieron en la última fecha final. Con un ojo en lo que sucediera en Calama, la Academia enfrentó a Deportes Recoleta en un partido de infarto. 2-0 fue el resultado final en La Florida, lo que consumó el regreso de un grande a Primera. La algarabía albiceleste era incontrarrestable. 36 años debieron pasar para que volvieran las sonrisas a un equipo que desde sus inicios supo ser campeón. El torneo de la B fue el menor de los premios, mientras el 2023 espera con los brazos abiertos a Magallanes, que volverá a dar cara en la máxima categoría de fútbol chileno.