Foto: Getty Images
(El título hace referencia al último disco de la banda)
Por Benjamín Gálvez
Cuatro años tuvieron que pasar para volver a disfrutar a la banda con mayor éxito comercial en el género del Death Metal. Desde su impacto en la cultura pop con su presencia en la película Ace Ventura (1994), hasta sus brutales canciones con abismales letras inspiradas en películas de terror y del género gore, Cannibal Corpse tiene argumentos de sobra para ser la mejor representación de uno de los géneros más extremos que existen.
Promocionando su último disco, Violence Unimagined, ante dos mil personas aproximadamente, se presentaron los oriundos de Búfalo, Nueva York, en el Teatro la Cúpula, del Parque O’ Higgins. Esta fue su undécima visita a Chile y por supuesto que dejaron en claro de qué están hechos. Los encargados de telonear fueron los nacionales Lefutray, su
nombre significa “sonido rápido” en mapudungun y vaya que le hacen honor a ello. Con más de quince años de trayectoria, el cuarteto demostró por qué son una banda más que digna para introducir a Cannibal Corpse.
A las 20:40, el show de Lefutray había concluido y dejaron a la audiencia prendida con los moshs y riffs que caracterizan sus shows . Una vez que el escenario estaba vacío, comenzaron a llegar los técnicos de los instrumentos a cambiar el equipo y el ambiente se enfocó en la preparación para el pasadísimo show que venía.
El recinto estaba repleto y quienes llegaron tarde tuvieron que hacerse espacio por medio de empujones si querían tener un buen lugar. Por supuesto que el medio de la cancha estaba reservado para quienes viven la música con mayor intensidad. Adolescentes y adultos en un mar de poleras negras se volvieron eufóricos cuando se apagaron las luces y Paul Mazurkiewicz (baterista) le pegó cuatro veces a su caja para dar comienzo a la patada en la cara que es Time to Kill is Now. Para quienes jamás hayan oído esta canción (o algo similar), es básicamente como si un zombie rabioso te vomite en la cara mientras te grita con todo su ser.
Y así fue como los riffs en drop D y los skank beats dieron inicio al concierto, con una canción de dos minutos, en la que su intensidad te deja en claro la banda que fuiste a ver. Para después pasar de inmediato a probablemente una de las mejor canciones de la era de George Corpsegrinder Fisher (cantante): Scourge of Iron que, a diferencia del primer tema, con su lento pero siniestro riff, hacen que la canción sea aún más pesada que otras de su repertorio. Y no solo eso, sino que la velocidad de esta música hace posible apreciar mucho mejor la voz de Corpsegrinder , quien con su imponente figura y reconocido cuello con un grosor impresionante, te deja perplejo y te hace ser parte de este intenso viaje.
El teatro fue ideal para el show, ya que al tener el escenario cerca, ser un lugar cerrado y no tan grande, se pudo apreciar de igual manera lo que ocurrió en el escenario como lo que ocurrió en la cancha. Y con ello se podía ser parte de los violentos círculos que se crearon.
La primera parte del setlist dio una repasada a lo que es Cannibal Corpse como banda en estos diez años, tocando canciones de los últimos dos discos y también repasando canciones que, para la fanaticada fiel de la banda ya pueden ser considerados clásicos de la era Corpsegrinder.
Al terminar Kill or Be Killed, la octava canción, el público estaba más que activo y más aún cuando Corpsegrinder exclamó las palabras que muchos estaban esperando, “This song is about shooting blood out of your c**k… I CUM BLOOD !”. Y comenzó el riff de este clásico inmortal del género en conjunto con los icónicos blast beats de Paul. Al estar ahí uno se preguntaba, cómo es posible que después de treinta años, Alex Webster (bajista y fundador) pueda seguir siendo una bestia con su manera de tocar a velocidades extremas y sin uñeta. Y lo mismo para Paul, el baterista, quien con sus cincuenta y tres años sigue haciendo fills y blasts como cuando tenía veinte.
La segunda parte del show se enfocó más en repertorio puramente de la era post Chris Barnes (cantante original), fue refrescante ver cómo, después de todos estos años tocando Brutal Death Metal, Alex y compañía
siguen hambrientos por hacer y tocar música, siendo su principal motivación la gente que en distintas partes del mundo los ama y apoya.
Ya en el final del set, tras terminar el clásico A Skull Full of Maggots, del primer álbum, la gente sabía lo que se venía. Y fue entonces cuando Corpsegrinder comenzó a decirle al público diciendo que quedaban diez canciones más, para después decir que era broma y que se venía la última canción de la noche, ganándose el enojo de la audiencia. Pero nada de eso importó para que Stripped, Raped and Strangled , con el icónico riff acompañado del hi-hat a contratiempo volvieran loco a todo el teatro.
Por supuesto que todos sabían que esa no era la última canción y que se venía uno de los mejores temas de la música pesada de la historia. Y fue entonces cuando George la anunció diciendo que a pesar de que todos supieran cual era, aquí iba: «¡HAMMER SMASHED FACE!» gritó y el público se volvió loco y se armó el mayor círculo de la noche para concluir con una jornada espectacular.
El concierto finalizó y mientras George interactuaba con su público entregando uñetas y las hojas del setlist y Alex daba las profundas gracias a todos, uno no podía evitar pensar en lo bello que era volver a ver este tipo de conciertos, con una comunidad reunida por un mismo propósito. En donde todo el mundo logra olvidarse completamente de cualquier problema que tenga en su vida y va a celebrar lo que es el Metal, conectando con los artistas y la gente misma, dejando en claro que la comunidad metalera se vale por sí misma y siempre que sigan existiendo este tipo
de eventos seguirá más viva que nunca.