Castigo dentro del ojo público

Por Valentina Molina

La cachetada que Will Smith le dio al comediante Chris Rock en la ceremonia de los premios Oscar es una imagen que quedará marcada en la historia del mundo hollywoodense.

El suceso abrió una ventana para que las conversaciones en las casas y por redes sociales giraran entorno a una gran temática, la violencia.

La Academia tomó una posición muy clara ante la bofetada: sin mostrar piedad, vetaron a Will Smith de todos los eventos o programas organizados por ellos, durante 10 años.

Sin embargo, ¿por qué no hay un castigo equitativo ante dos tipos de violencia?

La cachetada se corona como el momento de la noche, la imagen quedó marcada para todos, pero se comenta a susurros el guión que Chris Rock emitió en el escenario del Teatro Dolby en Los Ángeles.

Da la impresión que, una vez más, la Academia solo condena los hechos cuando ellos se pueden ver afectados por opiniones externas. Diferentes actores acusados de acoso y abuso sexual, entre los que destacan Woody Allen, James Franco y Mel Gibson, no han dado la talla para ni siquiera ser protagonistas de un comunicado de prensa por parte de la Academia, condenando las acciones por las que se les acusa.

Hace un buen tiempo que el body shaming dejó de ser un tema para las bromas. Destacadas artistas han condenado cualquier mínimo comentario que sea una burla hacia un cuerpo ajeno. Demi Lovato, Kourtney Kardashian, Rihanna han sido rostros visibles que han repudiado este tipo de acciones. ¿Por qué se debería aceptar la burla de Chris Rock hacia Jada Pinkett sobre la alopecia?

Día a día hay personas que luchan con trastornos por su físico y personajes visibles como actores y cantantes, muchas veces ayudan a que niños, adolescentes y adultos, se sientan libres de poder convivir con sus enfermedades y trastornos y poder hacer vidas normales.

El medio Infobae menciona que una de cada seis mujeres sufren de alopecia y que, además, el estrés de la pandemia incrementó la pérdida de cabello en hombres y mujeres. Figuras públicas como Jada Pinkett ayudaron además a situar el tema en agenda, al decir que sufre pérdida crónica de cabello.

Una vez más, la Academia tiene acciones que parecieran regir sus decisiones por el qué dirán, en lugar de querer ser realmente un ejemplo y condenar conductas que dañan tanto física como psicológicamente.