¿Mi libido o mi piel? El dilema del uso de pastillas anticonceptivas

La aparición de acné es desagradable. La autoestima baja, las inseguridades aumentan y hablar de auto aceptación es inimaginable, hasta que tu dermatólogo o ginecólogo te recomienda pastillas anticonceptivas. Muchas personas buscan la piel soñada, pero ¿Cuál es el costo? Dinero, más de tres alarmas programadas para que no se olviden y pérdida de apetito sexual. Para varias mujeres, un verdadero pacto con el diablo.

Por Paula Morales

Karina Córdova (23) comenzó a tomar pastillas en 2020. Siempre tuvo su periodo muy irregular, pero ella lo entendía. Se produjo un cambio cuando tomó una píldora del día de después, «se me desordenó todo. Así que después de muchos meses sin la regla, me brotó el acné brígido y también subí mucho de peso. Fui a la ginecóloga y me diagnosticó ovario poliquístico, y me dijo que todos mis síntomas eran por eso», comentó en una conversación con Cooler.

Tenía que tratarse hormonalmente. «Las empecé a tomar súper contenta, todo bien. Tenía más ganas a veces de las que tenía que tener. Y la verdad no sé en qué momento exactamente me di cuenta que mi libido disminuyó», explicó. «Después de un mes, dos meses, tenía la cara lisa, perfecta, después de haber batallado un año contra el acné. Pero mi libido había bajado (…) nunca me había costado excitarme con nadie, ni conmigo misma. Y ahora no tenía ganas de nada. Ni yo sola, ni con nadie», detalló Karina.

«Hace un par de meses las quise dejar de tomar. Dije filo con esta caja. Y te juro que es una cosa inmediata. Sentí inmediatamente que mi libido subió un poco, pero al tiro me salieron espinillas».

«Me puse a pensar, ¿qué priorizo? Mi felicidad, básicamente, o mi cara. Todavía no decido nada y lo tengo que consultar con la doctora, así que aquí sigo tomando las pastillas, intentando no tener acné, e intentando buscar otras formas de que mi líbido aumente, pero de verdad lo que era antes todo el tiempo, ya nunca», reflexionó a través del celular.

Píldoras anticonceptivas v/s testosterona

El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es uno de los trastornos más frecuentes en la etapa reproductiva de las mujeres. En Chile, se ha establecido una prevalencia de un 7% en adolescentes, y dentro de sus efectos más visibles y comunes está el desarrollo de acné.

La piel es el órgano más grande que tiene el cuerpo, por lo que padecer de acné puede ser mucho más que un problema físico. La baja autoestima puede traer consecuencias severas como la depresión, pero ginecólogos y dermatólogos recomiendan el uso de pastillas anticonceptivas para disminuir los comedones, ya que la mayoría lleva un componente hormonal que se denomina etinilestradiol, que es el encargado de ejercer un efecto antiandrogénico.

Esto quiere decir que las hormonas androgénicas es una afección en la cual los ovarios producen demasiada testosterona, lo que deriva al desarrollo de características masculinas en una mujer. Suena un poco tormentoso, pero generalmente se traducen en el exceso de vellos en el cuerpo, disminución del tamaño de mamas, periodos irregulares, aumento de peso e infertilidad.

Sin embargo, uno de los efectos más odiados es el acné, ya que afecta directamente a la superficie de la piel, causando una producción elevada de sebo. Para esto, hay diversos tratamientos hormonales que pueden ayudar a regular las espinillas, en especial las píldoras orales, ya que «evitan que la testosterona se una al folículo sebáceo y así disminuya la producción de sebo», asegura la ginecóloga de Medismart, Glorimar Guillen.

El uso de las pastillas es prácticamente milagroso. En un mes ya hay cambios visibles en la piel, pero el folleto de efectos secundarios es demasiado largo para leerlo. En Google dice explícitamente que puede producir dolor de cabeza, náuseas y dolor en los pechos. ¿Qué tan terrible puede ser?

Pero nada se menciona del deseo sexual. Estudiar el sexo y el placer sexual es un poco complejo para la ciencia, porque «están influenciados por nuestra fisiología, psicología, expectativas sociales y las interacciones entre esos ámbitos», explica Glorimar.

«Lo que sí está comprobado es que las pastillas sí influyen en el deseo sexual. Si una mujer tiene menos testosterona y estrógeno, sus ganas de tener sexo podrían verse afectada, y eso es lo que hace la píldora anticonceptiva. Cuando uno toma un anticonceptivo por la boca, este pasa por el hígado, el que produce una proteína llamada SHGB que une las hormonas sexuales y las deja inactivas», comentó Glorimar.

Sin pareja, ni ganas de autoexploración

La atracción sexual es totalmente natural. En mujeres supone un estado que implica directamente a las hormonas y distintas reacciones químicas que se desarrollan en el sistema nervioso central.

El problema es que las personas tienden a asimilar el apetito sexual con una vida sexual activa. Pero pensar que mientras no haya relaciones íntimas significa que la libido aún no existe, es un grave error, ya que el periodo biológico en que se inicia, es más menos entre los 5 y 6 años de edad.

«Empecé a tomar pastillas en agosto del año pasado. Empecé porque tenía la testosterona muy alta y tengo mucho acné en la espalda. Al mes de tomar pastillas, o a las tres semanas, no me salieron más espinillas. Podía alimentarme muy mal una semana, pero aun así con las pastillas no me salen. Igual es súper bacán», comenta Macarena D. (22) a Cooler, quién pidió reservar su apellido.

«Comencé con cambios de humor. Lloraba por todo. Y también me bajó la libido», aseguró. «No tengo pareja y no he tenido relaciones sexuales, pero tengo un vibrador. Ahora no lo ocupo nada. Quiero volver a usarlo. No me caliento tan rápido como antes, pero quiero volverlo a intentar, porque tiene demasiados beneficios. Pero es tan difícil el tema. Yo las quería dejar porque andaba súper sensible, pero a la vez, la estética igual es importante», se cuestionó.

Prefiero la desintoxicación

Camila Chomalí (22) comenzó a tomar pastillas anticonceptivas cuando tenía 13 años. Fue antes de comenzar su vida sexual, ya que sus exámenes arrojaban que sus niveles de testosteronas eran muy altos. Era muy premenstrual -lloraba antes de que le llegara la regla- y tenía exceso de vello.

Mejoró considerablemente, pero después todo cambió. «Tuve una relación que duró cuatro años y ahí hubo un momento en que cero libido”, comentó a Cooler. «Me afectó caleta. En mi relación, en mí. Al fin y al cabo, en cómo me sentía. Entonces decidí de dejar de tomar pastillas. Después que dejé de tomar, como a los tres meses, me empezaron a salir muchos granitos, pero pensé que es parte de la desintoxicación de hormonas», reflexionó.

Terminada su relación, dejó de tomar pastillas. Sin embargo, se cuestionó si era porque no le gustaba o porque no tenía deseo sexual. «Pero ahora que no tomo pastillas y estoy en una relación nueva, el tema no es un tema. Ya llevo un año y nunca he encontrado que no tenga ganas», explicó Camila.

«Cuando dejé de tomar, me sentía mucho más feliz, menos pesimista y con más energía», aseguró. Y aunque sus cambios hormonales han vuelto a aparecer, pero «igual no pienso volver a tomar pastillas, ni cagando».

Una posible solución

Según la ginecóloga de Medismart, «la piel es el órgano de más rápido crecimiento en el cuerpo. Forma una barrera física protectora, regula la temperatura y proporciona una ruta para la eliminación de fluidos como el sudor y los aceites, por lo cual el tratamiento de la piel es multidisciplinario».

Por este motivo, el uso de trata hormonal es necesario para mejorar los síntomas en la paciente. Sin embargo, para contrarrestar los efectos secundarios indeseados, en la mayor parte de los casos, tomar un suplemento de vitamina B6 podría aumentar la libido, para mantener un equilibrio entre ella y la piel.