Por Andrés López Awad
La realidad de la situación del agua en nuestro país es abrumadora. El 75% de Chile se encuentra en fase de sequía crítica, el 2021 fue el quinto año más seco en Santiago desde 1914 y al día de hoy el 54,3% de las comunas de Chile están bajo decreto de escasez hídrica. A este escenario se le suman los últimos anuncios de racionamiento de agua en localidades como San Pedro de Atacama, Potrero Grande, Quemchi, El Melón, Nogales o Rere. Esta situación es un fantasma que ronda también en la Región Metropolitana y que podría afectar a sus ocho millones de habitantes.
Si bien el fenómeno tiene distintas aristas, una de las fundamentales es el derretimiento de los glaciares en nuestro país durante los últimos años. Actualmente, el 99% de los glaciares de Chile están retrocediendo en su tamaño. Solo un par en la Patagonia se salvan de ser parte de esta triste estadística. El aumento en las temperaturas en los últimos 15 años ha provocado que el 7,8% de la superficie total de glaciares haya desaparecido y que, debido al fraccionamiento de estos, pasemos de 24 mil macizos de hielo a 26 mil este año.
Las consecuencias saltan a la vista por lógica: A medida que los glaciares se achican, mayor es el estrés hídrico para nosotros.
Paga Moya
El Coordinador de Medioambiente de la Gobernación Regional, Mauricio Fabry, respecto al derretimiento de los glaciares dijo a Cooler: «No solo han disminuido por el cambio climático o el calor extremo, sino que también pueden ser afectados por actividades humanas, como la minería. Cuando cae material particulado sobre los glaciares, por ejemplo, por faenas mineras, aumenta el derretimiento de estos».
Según precisa Fundación Glaciares Chilenos, en la Región Metropolitana, la minera Anglo American, en su explotación de la minera Los Bronces, en la cuenca alta de los ríos Mapocho y Olivares, destruyó 1 km2 de hielo glaciar entre 1988 y 2005, provocando pérdidas de entre 6 a 9 millones de metros cúbicos de agua dulce para la Región Metropolitana. ¿El saldo? 14 millones de toneladas de escombros depositados en la superficie.
Fuente: Fundación Glaciares Chilenos
El impacto negativo de la minería en el tamaño de los glaciares ha provocado dos reacciones políticas: la Ley de Protección de Glaciares, que está en su último trámite legislativo en el Senado; y el anuncio del Gobierno del Parque Nacional Glaciares, que tendrá un emplazamiento de 75 mil hectáreas, protegiendo 368 glaciares, que hoy cuentan con el 56% del agua potable de Santiago. Un tercio de los glaciares totales de la Región Metropolitana.
Si bien desde la Gobernación Regional lo consideran un anuncio importante, afirman que es «insuficiente, porque será un Parque Nacional que no tiene acceso a las personas a menos que tengas un helicóptero o seas andinista de alta montaña. Además, dejar fuera a una gran biodiversidad en las quebradas o valles donde hay concesiones o exploraciones mineras que en un futuro la podrían poner en riesgo».
Los glaciares no solo son una importante fuente de agua para los próximos 50 años, sino que también ayudan a controlar el calor extremo y a enfrentar la crisis climática e hídrica. La situación de disminución de su tamaño es preocupante y las consecuencias en términos de acceso al agua están por verse. Fabry asegura que «el racionamiento en la Región Metropolitana no solo es posible, sino que también probable».